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El “trasteo” en la guitarra clásica

Un motivo frecuente de consulta por parte de los músicos, es el que refiere a trasteos y otros factores que afectan de manera notable la nitidez del sonido de la guitarra. Veremos brevemente cuales son en general estos motivos, y en que medida pueden ser reparados de manera satisfactoria.

Difícilmente una guitarra de buena calidad que no haya presentado problemas de trasteos durante su existencia, pueda comenzar a generarlos de un día para otro. No obstante, la excepción es posible, y por alguna de las siguientes razones:

–         La madera con que fue construida la guitarra no era de primera selección ni se hallaba en condiciones higroscópicas adecuadas (le faltaba estacionamiento) al momento de manufactura del instrumento. En este caso, el complejo mástil – diapasón puede haber sufrido algún tipo de deformación con el paso del tiempo, afectando directamente la rectificación de la superficie de la trastera y produciendo sinuosidades que hacen que la cuerda repercuta sobre el traste siguiente al pulsado.

–         Los trastes son de bronce y se han gastado a raíz del uso prolongado. Esto es frecuente en guitarras de más de treinta años de antigüedad. El hundimiento del bronce en un traste produce un trasteo considerable.

Como solución para el primer caso, conviene un trabajo de rectificación del diapasón, en el cual se quitan los trastes, se lleva a cabo un trabajo de rectificado de la madera, y se vuelve a entrastar el diapasón, ya sea con los trastes originales o con trastes nuevos. No obstante, cuando el trasteo se registra en un solo lugar, o aún en pocas partes del diapasón, puede evitarse un trabajo de tal magnitud limando solamente los trastes problemáticos. Vale aclarar sin embargo que este trabajo no conviene que sea realizado por personas inexpertas en el tema, ya que un limado de trastes inadecuado corre el riesgo de trasladar el problema a lo largo de todo el diapasón, agravando notablemente el inconveniente. Este trabajo requiere además como complemento el emprolijado de las aristas del traste, cuya finalidad es evitar que la cuerda tenga dos puntos de contacto con el mismo traste, lo cual generaría un trasteo consigo mismo.

En el segundo caso, basta con un trabajo de reentrastado, cambiando las piezas de bronce por trastes de Alpaca de buena calidad.

No obstante, no siempre este tipo de problemas permite un diagnóstico tan sencillo. Muchas veces lo que se supone un trasteo tiene causas muy diferentes, como ser que algún traste no se halla suficientemente firme, o bien que la arista de alguna varilla de madera de la caja de resonancia entra en vibración con determinadas frecuencias, produciendo un ruido que se acopla al sonido de la cuerda.

También debe ser mencionado, entre las causas frecuentes de este tipo de ruidos, el hecho de que alguna de las cejuelas (y esto sucede especialmente con las cejuelas de plástico) se haya gastado, volviendo vagamente delimitado el punto exacto de corte de la cuerda. En este caso, la cuerda se entrechoca con el borde de la cejuela misma.

Debe observarse también una particularidad bastante frecuente en muchas guitarras. A veces las propiedades acústicas del instrumento hacen que no solo las cuerdas vibren en el tramo que recorre desde el puente hasta el lugar donde se pulsa el diapasón con la mano izquierda. En este caso, también el tramo de cuerda que recorre desde el traste pulsado hasta la cejuela superior de la guitarra entra en vibración por simpatía con los sonidos producidos por la pulsación (ver FIG.1). Por este motivo, la cuerda que entra en vibración de ese lado corre grandes riesgos de producir un rozamiento con los trastes anteriores, sumando al sonido general de la guitarra un sonido de trasteo continuo y metálico. Basta en este caso con frenar con la mano derecha el movimiento de las cuerdas por detrás del acorde digitado, para notar si es ésta la causa del ruido.

Veremos algunas características más de la guitarra clásica que vale tener en cuenta a la hora de diagnosticar un problema de trasteo. Como primera observación, recomendaré que antes de evaluar la gravedad del problema, se realice un cambio de cuerdas en la guitarra: en muchas ocasiones, la cuerda gastada y sucia por el uso prolongado vibra de manera irregular, teniendo especial tendencia a vibrar con más amplitud en los lugares en que se hallan los trastes. Por este motivo, un cambio de cuerdas puede mostrar la verdadera dimensión del problema, se es que de hecho lo hay. Aún más: cuando los trasteos son muy leves y se quiere conservar la comodidad del instrumento sin afectar la altura de las cuerdas, conviene probar la respuesta de la guitarra encordada con cuerdas de tensión alta (high tension), lo cual puede solucionar el problema de manera inmediata.

La aptitud para sonar fuerte, sin trasteos y con las cuerdas bajas, es diferente en cada guitarra. No toda guitarra permite bajar las cuerdas al mismo nivel que otra, y esto no siempre depende de descuidos en la fabricación del instrumento. Un factor importante, por ejemplo, es el coeficiente de absorción de las vibraciones de la cuerda que presenta la tapa armónica del instrumento. Así por ejemplo, una tapa que absorbe inmediatamente la mayor parte de las vibraciones de la cuerda, permite bajar las cuerdas sin grandes riesgos de trasteo; pero una tapa que no se adapta fácilmente a la frecuencia resonante de la cuerda, hará que estas conserven una amplitud de vibración importante durante más tiempo. Esto está determinado por varios factores de la construcción de la guitarra, como ser la especie utilizada y su velocidad de propagación sonora, pero principalmente depende del espesor y rigidez de la tapa armónica.

Otro factor a tener en cuenta es la curvatura del mástil. El mástil perfectamente recto de una guitarra nueva, precisa una altura de cuerdas considerable a partir del 7mo traste, para no tener trasteos en las primeras alpacas del diapasón. Esto solo puede contrarrestarse con un diseño minucioso de los espesores del diapasón y su correspondiente manufactura artesanal. Por el contrario, las guitarras antiguas muchas veces presentan naturalmente una curva suficientemente adecuada para contrarrestar este problema. Como ya hemos visto, el mástil de algunas guitarras inadecuadamente reforzadas cede con el paso del tiempo a la tensión permanente de las cuerdas, produciendo una leve curvatura de la madera. Cuando la curva no es tan pronunciada como para descalibrar la guitarra y volverla incómoda, esta deformación juega a favor de la comodidad del instrumento, permitiendo disminuir la altura de las cuerdas sin tener problemas en los primeros trastes.

Desde luego, y para finalizar con la nota, siempre la solución mas sencilla y económica es reemplazar la cejuela de hueso del puente por una de mayor tamaño, pero como hemos explicado a lo largo de estas notas, una solución adecuada del problema requiere en la mayoría de los casos (aunque no en todos) un trabajo mas especializado. No obstante señalaremos que al aumentar el tamaño de la cejuela del puente, debe conservarse una diagonal correpondiente a diferentes alturas para las cuerdas graves y las agudas. Como las bordonas de la guitarra tienen mayor vibración que las tres cuerdas de nylon, precisan estar más separadas de la superficie del diapasón. Asimismo, corresponde a la comodidad del instrumento, que las primeras tres cuerdas se hallen más próximas la diapasón, para facilitar los punteos en la zona aguda de la guitarra.

Artículo escrito por el luthier argentino Daniel Luiggi

http://www.luiggiluthier.com

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