El siguiente informe organológico se relaciona con el hallazgo de una guitarra española, actualmente en poder de la comunidad religiosa del Convento de las Carmelitas Descalzas de San José en Santiagode Chile. Este hallazgo surge como producto preliminar de mi tesis de maestría en musicología sobre la vida musical de esta orden religiosa femenina que estoy realizando en dicho convento.
Creemos pertinente destacar la importancia de esta pieza instrumental encontrada, ya que a la luz de la investigación realizada para los fines de este informe, estaríamos en presencia de un ejemplar original de un constructor español de guitarras llamado José Benedict.Esta guitarra tiene correspondencia con la guitarra de seis órdenes para la cual fue escrito el tratado de Juan Antonio de Vargas y Guzmán,manuscrito fechado en Cádiz en 1773 y conservado en Oviedo, España,cuyo título es:
EXPLICACION De la guitarra de Rasgueado, Punteado,y haciendo parte de el Baxo repartida en tres Tratados por su orden DISPUESTA Por Don Juan de Vargas, y Guzman vecino de esta Ciudad de Cadiz Año de 1773. Data de 1776 una versión de Veracruz, México, y ambas fuentes fueron dadas a conocer en nuestro tiempo en forma casi simultánea en la segunda mitad de la década del ochenta. Hasta la fecha esta fuente constituye el tratado más antiguo en su tipo del que se tiene conocimiento y su presencia simultánea en España y México permite establecer interesantes comparaciones organológicas, de repertorio y contextuales.
Según la información preliminar recogida en diversas fuentes,las características de este instrumento permiten afirmar que sería efectivamente un ejemplar preclásico de seis órdenes. No ha sido posible incluir en este informe iconografía alguna que pudiera relacionar esta guitarra con otras de su época. La guitarra Benedict1812, por sus características de construcción, se ubica entre la guitarra barroca de cinco órdenes y la versión moderna de 6 cuerdas (ver fotos).
La guitarra Benedict tiene las siguientes coincidencias con el modelo barroco: ambas poseen la trastiera a nivel, característica que se modifica para los modelos posteriores al ser levantada la trastiera como se aprecia en la construcción de las guitarras actuales. Tiene, en cambio, características que la acercan a la guitarra moderna como la utilización de trastes fijos y no movibles como los de la barroca, incorporando, además, un sexto orden doble. Este ejemplar, por tanto, refleja una transición entre la guitarra barroca del siglo XVIII y la moderna que estabiliza su propuesta constructiva en 1840 aproximadamente. Por lo tanto, estamos frente al hallazgo de una guitarra de 6 órdenes, con trastiera a nivel, con 16 trastes fijos metálicos y con un varetaje particular que sostiene la tapa armónica.
El instrumento tiene una etiqueta interior del fabricante que dice (ver foto):
Josef BenedictMe hizo en Cadiz Calle de Sn Fran º Nº 61 año de 1812
Esta inscripción del fabricante coincide con la procedencia de ciudad del tratado más antiguo, 1773, para guitarra de seis órdenes. La ciudad de Cádiz, por lo demás, gozaba en la época de un importante auge económico y comercial manteniendo relaciones mercantiles con la Nueva España, aspecto que acerca la posibilidad de llegada de la guitarra Benedict a Latinoamérica.
En el artículo Historia de la Guitarra de Robert Vidal, aparecido en la publicación “La guitarra en la Historia (3)”, encontramos una referencia que nos interesa rescatar para ilustrar la existencia de este fabricante de guitarras:
“En el último cuarto del siglo XVIII, se modifica la construcción interior de su tapa armónica. Hasta entonces, era una simple tabla sujeta por dos barras transversales interiores. José Benedict, un guitarrero español, de Cádiz, inventa en 1786 un varetaje interior en forma de araña, que permitía adelgazar considerablemente el espesor de la tapa, dotándola de gran solidez. Reforzada así, la tapa aumenta su función vibratoria y su fuerza sonora”.
Todo parece indicar que este José Benedict sería el mismo constructor de la guitarra encontrada en el Convento Carmelita, ya que nuevamente encontramos coincidencia en las fechas y en la ciudad de Cádiz.
Revisando el varetaje interior de laguitarra encontramos un diseño (ver foto) que comparamos con el varetaje de una guitarra moderna. Este es otro detalle que determina la autenticidad de esta pieza instrumental. Aparece en este dibujo un varetaje de la parte superior de la tapa que tiene más relación con una restauración y refuerzo que se le hizo a la guitarra, que con una búsqueda del constructor por mejorar la sonoridad de su instrumento. El varetaje inferior tiene correspondencia con el tipo de varetaje propuesto por Benedict para sus otras guitarras, según afirmación del musicólogo australiano y experto en cordófonos antiguos, Dr. John Griffiths.
El estado actual de la guitarra que nos ocupa es el siguiente: presenta reparaciones en dos rajaduras que hay en la parte inferior de la tapa frontal o cubierta, quedan sólo vestigios de una cuerda de tripa cortada, tiene 6 órdenes de cuerdas y sólo se han conservado dos clavijas de madera posiblemente de ébano; tiene ornamentada la boca y sus bordes internos presentando pequeñas quebraduras; el cuerpo posterior y los costados son de una madera más oscura casi negra en imitación de la del clavijero y clavijas; se aprecian grietas o rajaduras en los costados y en la tapa posterior; el clavijero es de madera con una inclinación de un ángulo de 60º aproximadamente, siendo más ancho en su parte superior; en el mástil o brazo tiene 11 trastes más 4 trastes de menor longitud en la tapa. Las dimensiones del instrumento se especifican en la siguiente lámina.
Habiendo revisado los documentos correspondientes a los años comprendidos entre 1801 a 1837 hemos podido advertir que existe nula información acerca de esta guitarra tanto en las crónicas como en los libros de cuentas del convento.
En esta fecha se interrumpen los escritos hasta 1850. Estas fuentes han sido revisadas por la hermana Lucía, actual encargada de los archivos y de la biblioteca del convento. No ha sido posible encontrar dato alguno con respecto a la adquisición, compra o donación de la pieza, ni referencias de compras de cuerdas o reparaciones de una guitarra, ni tampoco hemos encontrado en las crónicas de la orden alusión a alguna hermana que tocara guitarra ni a su uso en ceremonia alguna.
La guitarra actual o moderna es fruto de una evolución organológica compleja y, como es sabido, las búsquedas que produjeron los cambios se orientaron hacia modificaciones relacionadas con el aumento de órdenes, aumento o disminución de cuerdas en las órdenes, órdenes simples, dobles e incluso triples, aumento en el número de trastes. Estos detalles son los que a juicio de Angel Medina “reflejan el carácter transitorio de los años finales del siglo XVIII en este terreno” (Medina, 1994: xx).
La afinación que Vargas y Guzmán propone en su tratado para la guitarra de seis órdenes tiene la siguiente organización: en los primeros tres órdenes, las dos cuerdas van al unísono y los tres órdenes siguientes tienen los pares de cuerdas a la octava. Aparentemente ésta sería la afinación que correspondería aplicar a la guitarra Benedict. Se debe tener en cuenta que la afinación de estos instrumentos dependía del tipo de música que el intérprete tocaba y por lo tanto la afinación variaba según las inclinaciones musicales del guitarrista. La disposición sugerida por Vargas y Guzmán es la siguiente:
Consultadas otras fuentes, rescatamos el siguiente panorama que existía a fines del s. XVIII con respecto al la actividad guitarrística en el país: “Hacia fines del s. XVIII encontramos un gremio de guitarreros en Santiago integrado por tañedores y principalmente fabricantes, esto nos da una idea de la gran demanda que tenía este instrumento entre los aficionados” (Uribe: 1994: 64). Sin embargo, no existen referencias en este estudio sobre el tipo de instrumento que llegó a Chile desde Europa a principios del s. XVIII.
En la publicación de Luis Briso de Montiano encontramos referencias que nos ayudan a visualizar el contexto para la guitarra de seis órdenes durante el s. XVIII en España, la que recupera su importancia en la vida musical hacia fines del siglo con los trabajos de Ferandiere, Moretti, Abreu y García Rubio, cuando se incorpora un orden más y ésta se transforma en objeto de tratados y publicaciones específicas compitiendo en popularidad con el pianoforte o el violín. El autor sostiene que la adición del sexto orden a la guitarra de cinco, o la creación del nuevo instrumento de seis, se produce en España bastantes años antes de la publicación de estos tratados. Hay una gran actividad en torno a la guitarra con respecto a producción musical y venta de esta música como lo confirma la prensa madrileña del último cuarto del siglo XVIII. Anuncios de venta de música para guitarra —o con guitarra— son algo totalmente normal.
La importancia que reviste el fondo estudiado por Briso de Montiano es que contiene música de autores franceses, como Charles Doisy o François de Fossa y de autores italianos como Ferdinando Carulli, siendo la gran mayoría del contenido de autores españoles. Este corpus de música, sostiene el autor, “es altamente representativo de la música guitarrística madrileña justamente en un crucial período de transición, tanto en lo que se refiere a la propia música como al instrumento” (Briso: 1995).
Este fondo musical ha sido escrito específicamente para la guitarra de cinco o de seis órdenes y la guitarra-lira, donde la estructura concreta de la propia música, los resortes técnicos utilizados y sus denominaciones y las formas musicales predominantes en el fondo, son elementos que permiten generarle a este instrumento un marco de referencia histórica cuyas partituras tienen fechas que abarcan desde 1790 hasta composiciones de Carulli del año 1808.
La guitarra en la época en España seguiría un camino diferente en su desarrollo acústico: a la guitarra de cinco órdenes le seguiría la de seis órdenes, proceso que difiere de lo ocurrido en Francia. A pesar de los consejos y advertencias de tratados como los de Moretti, Aguado o Baylon, la encordadura doble seguiría utilizándose hasta por lo menos 1827. Es muy posible que las guitarras de cinco órdenes se siguieran utilizando en España a finales del siglo XVIII, pero las primeras noticias de guitarras de seis órdenes proceden de Madrid y de los años 1760 y 1772.
Los tratadistas españoles que publicaron en 1799 también muestran sus opiniones sobre la extensión y número de trastes que debe tener el instrumento. Prieto dice que la guitarra tiene las tres octavas sin salir de los doce trastes, que comúnmente se suponen en la guitarra. Moretti describe un instrumento con quince trastes y Ferandiere opina que la guitarra española debe tener diecisiete trastes si ha de llegar hasta alamirre agudísimo.
Por lo menos tres autores españoles, D. José de los Ríos, D. Juan García y D. Antonio Ballesteros, componen música para la guitarra de seis órdenes. En la Gazeta de Madrid del viernes 4 de febrero de 1780; del viernes 1 de septiembre de 1780 y la del viernes 3 de noviembre de 1780, se encuentran referencias que dan cuenta de música para la venta.
Otras referencias se han encontrado en donde se lee:
“A finales del siglo XVIII y principios del XIX, algunas guitarras usaban seis cuerdas simples y emplearon unas barras de refuerzo debajo de la tapa armónica. Estas barras fueron añadidas para reforzar la estructura y permitieron adelgazar la tapa para obtener una mayor resonancia y una mejor distribución del sonido a lo largo de la tapa armónica. Otros desarrollos contemporáneos incluyen el uso de un mástil reforzado y elevado usando madera de ébano o palisandro, y la aparición de un mecanismo de tornillo metálico en lugar de las clavijas de madera para afinar. (Es importante destacar que el trastero elevado ha tenido un gran impacto en la técnica del instrumento porque las cuerdas estaban demasiado lejos de la tapa armónica de forma que había que apoyar uno de los dedos de la mano derecha para que sirviera de soporte a los demás). Estas guitarras serían reconocidas inconfundiblemente como las primeras guitarras clásicas”. En el artículo electrónico de Matanya Ophee Una Breve Historia de los Métodos de Guitarra, se mencionan la aparición de importantes métodos para guitarra en España, Italia, Alemania, Austria y Rusia. Siendo el más influyente de todos ellos el método para guitarra del napolitano Federico Moretti, Principios para tocar la guitarra de seis órdenes, publicado en Madrid en 1799. Esta versión fue escrita para una audiencia española y estaba diseñado para el instrumento más popular en España en la época: la guitarra de seis cuerdas dobles. En su libro Moretti anota: “Aunque yo uso la guitarra de siete órdenes sencillos, me ha parecido mas oportuno acomodar estos Principios para la de seis órdenes, por ser la que se toca generalmente en España . . .”
Hacia finales del siglo XVIII numerosos métodos para guitarra continuaron publicándose en todas partes de Europa. Posiblemente el más notable de ellos fue el publicado en París por Salvador Castro de Gistau, Méthode de Guitare ou Lyre par S. Castro.
Así se va perfilando el mundo en que se manejaba esta guitarra de seis cuerdas, no sólo en España sino en otros países europeos y con el tratado de Vargas y Guzmán aparecido en Veracruz, esto se extiende también a regiones lejanas de la América colonial.
John Griffiths, asegura la autenticidad de este ejemplar y de la originalidad de todas sus piezas. La importancia de esta guitarra Benedict, afirma Griffiths, es que ésta junto con la guitarra Pagés, son las guitarras que marcan una nueva dirección en la construcción de guitarras españolas. Las guitarras anteriores solían tener al interior de la tapa armónica, una barra a cada lado de la boca, otra a nivel del puente y otra en la parte superior. Este varetaje y el perfil de la caja de la Benedict es el aporte de este constructor al desarrollo acústico de la guitarra. Posteriormente un italiano llamado Panormo transformó esta guitarra en una de cuerdas simples con un varetaje similar. Esta guitarra Benedict en el año de su fabricación era de las más novedosas y de las mejores del mercado. Griffiths conoce de la existencia de sólo ocho de estas guitarras en el resto del mundo.
La cuerda existente, de ser original, puede revelar importantes datos referente a las técnicas de fabricación de lo cual se conoce muy poco. Las manchas de pegamento que existen en la etiqueta son pistas que esta guitarra ha tenido restauraciones anteriores.
Finalmente, la actividad investigadora realizada hasta la fecha es sólo el comienzo de un estudio más acabado de dicho instrumento, tanto en relación al contexto histórico decimonónico latinoamericano y chileno, como respecto a rol de la guitarra y la interpretación femenina en dicha época, en el ámbito específico de la actividad musical en una comunidad conventual carmelitana.
María Paz Valenzuela
http://musicologia.uchile.cl/documentos/2001/guitarra/guita.htm