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Vicente Arias.Un luthier casi desconocido en su tierra

UN GRAN LUTHIER CASI DESCONOCIDO EN SU TIERRA

Por Federico Valero

La primera referencia de la existencia de Vicente Arias me la proporcionó el periódico El Pueblo Manchego (enero de 1914); allí aparecía la información del fallecimiento en Madrid de este gran constructor de guitarras (sin indicar la fecha exacta), haciendo una muy breve semblanza de su vida y obra pero sin aportar datos significativos.


Foto publicada en Vida Manchega, nº 95, el jueves 29-1-1914

Tras esa primicia, debo reconocer que quedé interesado e intrigado por el tema, pues nunca había oído comentar que en Ciudad Real se hubieran fabricado algunas de las mejores guitarras de finales del siglo XIX y principios del XX. Con esa intención y con el deseo de satisfacer mi curiosidad, comencé las primeras investigaciones preguntando a numerosas personas a las que presuponía con suficientes conocimientos -a mi modo de ver- sin apenas obtener resultado alguno, pese a la obstinación e insistencia puestas en el empeño. El paso siguiente fue visitar tanto el Registro Civil como varias Iglesias, de entre ellas la de la Merced, sin conseguir lamentablemente avanzar en la investigación. En las numerosas Enciclopedias relacionadas con la Música o con instrumentos musicales consultadas figura Ciudad Real como su lugar de nacimiento, lo que sin duda me indujo a equívoco en los inicios. En cuanto a la fecha exacta de nacimiento, debo decir que hasta que no avanzaron las investigaciones, no pude averiguar que tampoco son ciertas las que figuran en esas Enciclopedias, en cuanto a Vicente Arias Castellanos se refiere.

No obstante y poco a poco fui consiguiendo algún dato suelto o algún pequeño detalle, y así, con mucho trabajo, mucho esfuerzo y grandes dosis de paciencia, seguí recopilando dato a dato hasta que por suerte se cumplió aquel refrán que dice “la constancia siempre tiene premio”; en ese sentido debo decir que gracias a la colaboración generosa y casual de dos verdaderos estudiosos de la guitarra y grandes maestros, que se llaman, Javier Riba y Julio Gimeno -personas a las que por cierto no conozco- conseguí dar un paso de gigante en la investigación al ponerme en conocimiento el magnifico “Diccionario de Guitarreros” de José L. Romanillos y su mujer Marian Harris Winspear, que es quizás la única fuente fiable y de abundante información de Vicente Arias que conozco, y por ello, en la que me he basado para la realización de este trabajo.

Una vez en mi poder esos datos y debidamente estudiados, pretendo pues dar siquiera una pequeña idea, o por mejor decir, sacar del ostracismo y del abandono a ese gran constructor manchego de guitarras, que se llamó Vicente Arias Castellanos, y que como podrán comprobar, no merece permanecer por mas tiempo en el olvido más absoluto e ignominioso impropio en un artista de su categoría e importancia.

Vicente Arias nace en Alcázar de San Juan, el 27 de Octubre de 1833. Era hijo de Juan Arias, del que también se sabe que era molinero, y de Bernabea Castellanos. De sus años de infancia y primeros años de juventud hay una gran laguna, pues no he conseguido obtener información, pero lo verdaderamente cierto es que nos lo encontramos en el año 1851 -cuando cuenta con tan solo 18 años- viviendo ya con sus padres en la plazuela de Dominicas en Ciudad Real, quizás como aprendiz adelantado en algún taller de ebanistería.

Según los datos de que dispongo, era el mayor de seis hermanos. El segundo, llamado Gregorio, había nacido en Daimiel. Después nacerían ya en Ciudad Real otras dos hermanas más. La primera fue bautizada con el nombre de Regina en el año 1855, y la segunda recibió los nombres de Elisa Francisca Juana, y fue bautizada en el 1857 [pueden encontrar las actas de los bautizos de éstas al final de este documento]. Posteriormente habría otro nacimiento mientras vivían en la calle Mata, 1, sin conocer por ahora el año del natalicio.

Es llegado el momento de hablar de la actividad por la que llegó a ser famoso, diciendo que hacia los años 1875 y siguientes, se le empieza a conocer como afamado ebanista, e instalado en la calle Paloma, 12 ó 14, donde tenia ubicado el taller de ebanistería. Para entonces, había fallecido su padre, pues se sabe que su madre, ya viuda, vivía en la calle del Pilar, 1, y que el medio de vida de esta mujer, era regentando un estanco en la calle Arcos, 12.

Menciona Emilio Puyol que, alrededor de los años 1878-1879, época en la que Vicente Arias ya había adquirido fama como constructor de guitarras y aún vivía en Ciudad Real, el ya conocido guitarrista y compositor Francisco Tárrega le encarga a Arias una guitarra, pero con la circunstancia especial de que fuera un poco más pequeña que el modelo y tamaño que había establecido como norma hasta entonces, con la intención de que se pudiera adaptar mejor a sus características físicas y artísticas. Mucho debió ser el éxito obtenido en su construcción -al compaginar adecuadamente tamaño, calidad de materiales y profundidad de la caja de resonancia-, y tan buen resultado en el sonido que, en lo sucesivo, parece que todas o casi todas las fabricaría en ese tamaño un poco más reducido. Lo que al parecer creó escuela.

En el año 1889 hay datos en el sentido de que aún seguía viviendo en Ciudad Real y que continuaba teniendo el negocio en la calle Paloma y pagaba 40 ptas. de contribución anual. Al año siguiente, rechaza la fabricación de tres guitarras que le había solicitado un inglés, alegando que había recibido un golpe en el primer día de carnaval en su mano izquierda y la tenia dislocada, lo que le impedía trabajar.

Como su fama va en continuo aumento, en los años 1898 y 1900 comienza a aparecer su nombre en las guías comerciales o Anuarios del Comercio Bailly-Bailliere, como fabricante de guitarras, y aún continuaba en Ciudad Real, y en la calle Paloma. Años después continuaría apareciendo en esos anuarios, sólo que ya con domicilio en Madrid.

Es entre los años 1900 y 1903 cuando debió tomar la decisión de trasladarse a Madrid. La gran mayoría de sus fabricados los vendía en la capital de reino. Por la forma de transporte (que era mediante algún tipo de vehículo de tracción animal) y los problemas de todo tipo que se presentaban en esas largas jornadas (con los caminos de la época) no resulta descabellado pensar, que por tan poderosos y comerciales motivos, decidiera trasladar la industria a Madrid para estar más cerca de su clientela.

Seguramente con esa intención instala el taller en la calle Santa Isabel, 20, y su domicilio particular en la calle del Álamo, 3, donde vivió hasta su fallecimiento, el 19 de enero de 1914 [al final de este artículo se puede ver copia del acta de defunción de Vicente Arias]. En nueva información que me facilita el Sr. Romanillos, parece que entre los años 1875 y 1880, figura casado en primeras nupcias con Ceferina Flores y Sánchez, y tras enviudar, aparece nuevamente hacia 1910 casado con Josefa Puertas de Robles, natural de Lanjarón (Granada), matrimonio que no tuvo descendencia.

En cuanto a la peculiaridad de sus guitarras, además del tamaño un poco más pequeño ya comentado, para su construcción y de forma habitual, utilizaba además de una excelente y contrastada técnica, unos inmejorables materiales, cuyas características más representativas eran las siguientes:

MADERAS:
– Tapa: Pino abeto alemán.
– Fondo: Arce o palo santo Brasil.
– Aros: Arce o palo santo Brasil.
– Diapasón: Ébano o Palo Santo 65 cm.


Los entendidos distinguen fácilmente sus guitarras porque tienen el trabajo de la roseta de marquetería, resultando muy vistoso y complicado. En algunos casos, está compuesto de un mosaico haciendo figuras entrelazadas de diferentes colores, y en ocasiones, con dos filetes negros haciendo ondas que dan como resultado un difícil y bonito trabajo muy valorado y buscado por los entendidos. Por eso las guitarras de Vicente Arias Castellanos son de las más reconocidas y valoradas por los luthiers y coleccionistas de todo el mundo, además de por su esmerado trabajo, por su extraordinaria sonoridad, y se distinguen con facilidad, por la singular belleza de sus rosetas ya comentada. Todas estas razones, hacen que las guitarras construidas por Vicente Arias que aún existen, alcancen precios verdaderamente astronómicos.


De la excelente calidad de sus fabricados, dice el Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, -datos éstos que me facilita el Profesor de Música, Antonio Vallejo-, “que sus instrumentos los hizo en su mayoría, en formato más pequeño que la guitarra actual, siendo de los más notables construidos en el siglo XIX y principios del XX”. Sigue diciendo la citada Enciclopedia, que “fue un innovador, pues él fue el que comenzó a reforzar la tapa armónica con cuatro, seis y hasta once varillas radiales en forma de abanico, lo que en aquel tiempo constituyó uno de los más audaces procedimientos constructivos”.

Por la excepcional calidad de su obra, consiguió importantes distinciones, numerosas medallas, como la obtenida en la exposición Universal de Barcelona en el año 1888, e incluso premios internacionales, como el conseguido en la Exposición Universal de París. Permítaseme un pequeño guiño o una pequeña lisonja en favor de la tierra que le vio nacer, y en ese sentido, decir que con toda seguridad se pueden encontrar extraordinarias guitarras firmadas en el interior de la caja, con su nombre, el año de construcción y la localidad en que fue construida, pudiéndose encontrar todavía guitarras en las que figura Ciudad Real como el lugar de fabricación. Todo un orgullo.

http://guitarra.artepulsado.com/guitarra/vicente_arias_castellanos.htm

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