Carlos V recibió una educación musical acorde con su condición de soberano: exquisita y completa; estas cualidades hicieron que su capilla musical ejemplificara la grandeza del soberano, y que ciertos músicos asalariados suyos de gran prestigio como Cabezón fueran el baluarte de su poder cultural.Gracias a las capillas musicales, la corte de los infantes españoles fue, en el s. XVI, la más afamada. Carlos I, a la muerte de su esposa Isabel, hizo crear, en el castillo de Arévalo, un magisterio de música dirigido por especiales artistas: Antonio de Cabezón en el órgano, Francisco Soto en el clavicordio, Mateo Flecha en la polifonía vocal; y en la danza Lope Fernández, Fernán Díaz y Bárbaro Fernández. De ahí que al príncipe Felipe II se le haya considerado como el monarca español que más interés haya mostrado por la música,
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