La pregunta del millón en el tema es: ¿Cuándo nos paramos a pensar, aunque sea unos instantes, en cómo cogemos la púa y con qué objetivo de cara al sonido? Hay que tener en cuenta que todo guitarrista se distingue, entre otras cosas, por su técnica, lo que desemboca en un dominio concreto de la púa.
Cuando estés en la tienda y solicites púas al dependiente, probablemente te lleve uno o dos soportes trapezoidales, en el que cada cavidad está identificada por una marca/tamaño/material de púa. Ahora nos planteamos tan cruenta cuestión: “¿Cuál cojo?” Mi consejo es que no cojáis una muy blanda (entendiendo por blanda un grosor de 0.5 mm o inferior). Al tratarse de un elemento nuevo en vuestros dedos os sentiréis algo extraños; por lo que, para aclarar las cosas, debéis elegir una púa dura, fácil de sujetar y, a ser posible, con superficie de contacto con dedos rugosa (aumenta el rozamiento, lo que se traduce en una mayor dificultad para que se os caiga de las manos). No obstante, comprad unas cuantas, ya que nunca se sabe cuál será vuestra favorita. Eso sí, hay que tener en cuenta tres parámetros: material, grosor y forma. Las púas elaboradas con material artificial (nylon, plásticos, fibras sintéticas…) proporcionarán un sonido más cálido (ejemplo clásico: Dunlop Tortex), mientras que las púas metálicas (nota: un uso prolongado e indebido puede deteriorar las cuerdas), de hueso y madera nos darán más brillo.
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tecnicas de sujecion de la pua
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