Rutinas 1
Vamos a hablar de una medida que toman aquellos que no se conforman con tocar: la rutina. Hablamos de rutina musical cuando nos referimos a un conjunto de ejercicios o actividades pactadas con anterioridad para hacerlas con una frecuencia concreta. Cuando se aplica a la guitarra, la rutina puede ser sólo técnica, más teórica, sólo centrada en la improvisación… Con este artículo voy a intentar ponéroslo fácil para el momento en el que decidáis dar el paso por primera vez.
El secreto: la constancia. Un guitarrista que se plantea trabajar de esta forma es un guitarrista que tiene claro que quiere aprender y mejorar de la forma más rápida y productiva posible, así que no debería haber problema en cuanto a la constancia y las ganas. Si lo haces es porque quieres. Bien es verdad que no todos pueden dedicarse sólo a la música y tienen que estudiar otras cosas y/o trabajar, pero entonces habrá que ser realistas. No te va a ayudar ponerte una rutina que no vas a poder cumplir o que te viene grande, así que marcamos el primer paso:
1- Pequeño examen de conciencia: Hay que pararse y pensar en qué punto se está, con papel y lápiz si hace falta. Qué hemos hecho todo este tiempo, en qué hemos avanzado, qué nos está costando más, técnicas que controlamos mejor y peor, el repertorio que hemos ido adquiriendo… También pensar qué más cosas tenemos que hacer fuera de la música y cuánto tiempo semanal podemos dedicarle a hacer una rutina. Claro que algunas semanas estarás de exámenes o con más curro o de vacaciones o con los críos. No te agobies y pacta contigo mismo sin engaños, no pasa nada si tu rutina son 30 minutos cada día, 1 hora, 3 o 5. Tú quieres aprender y en la medida de tus posibilidades y lo vas a hacer, eso es lo que importa. Una vez te entiendas contigo mismo, pasamos al punto estrella.
2- Márcate tus objetivos: ¿qué esperas conseguir de una rutina? ¿por qué quieres sentarte todos los días con una guitarra encima y un metrónomo delante durante un buen rato? Sé claro y piénsalo: objetivos. Si quieres hacerte una rutina para mejorar tu ténica y destreza ya habrás dejado claro en tu examen de conciencia que se te da mejor y en qué necesitas machacar más el metrónomo. Márcate los objetivos con respecto al paso número 1.
3- ¡La rutina!: Aquí no hay nada claro, ¡cada guitarrista es un mundo! Qué objetivos tiene, si sólo quiere mejorar su técnica, aprender aspectos teóricos, ser el amo indiscutible de la improvisación… Seguro que tienes un montón de ejercicios en tu ordenador, ¡búscalos y mételos todos en una carpeta, no seas desordenado! El desorden es igual a improductividad. Échales un ojo, decide cuáles pueden venirte bien para la rutina y no te olvides de ser realista. No selecciones ejercicios que están por encima de tus posibilidades actuales o que vas a dejar al día siguiente. Te recomiendo que metas los ejercicios seleccionados en una carpeta a parte en el ordenador llamada “rutina”, o si los tienes por escrito, bien separados del resto en un cajón a parte, una carpeta… No tienen que ser cientos, nada más lejos. Empieza un poco a “ojímetro” y a lo largo del tiempo irás desarrollando la rutina, cambiando lo que veas mejor, quitando ejercicios, poniendo otros… Sepáralos por técnicas o por orden de ejecución, como mejor te sientas. Poco a poco te conocerás perfectamente y sabrás cómo mejorar tu rutina para optimizarla y ésta es una de las razones más relevantes por las que te recomiendo que te animes con una rutina.
4- Tu ambiente: Por último y no por ello menos importante, tu lugar de estudio. No nos vamos a engañar, tú eres guitarrista y yo también, ambos sabemos lo que tenemos a nuestro al rededor: cables, el ordenador, cuerdas, un metrónomo, el afinador, cables, púas mordidas, algún pedal, cables, discos, unos cascos, cables, papéles, la foto de la novia, el móvil, el mp3, más cables… Vale, aquí lo importante es que te sientas a gusto, no pierdas el tiempo moviendo o buscando cosas y que no te encuentres con distracciones. No tienes que ser el hombre más ordenado del mundo ni tenerlo todo perfecto, con que cumpla los requisitos básicos será suficiente.
Mi consejo estrella: apaga internet, cierra la puerta y si puedes silencia el móvil y avisa en casa que no estás.
Rutinas 2
Muchos músicos y algunos de ellos muy grandes, se han forjado entre desorden y sin grandes hábitos de estudio, aunque es más que probable que se trate de una minoría, ya que la mayoría de “los grandes” aseguran haber llevado una rutina constante y mantenido una férrea disciplina en todo momento. Los hay que pueden estudiar sin organizarse y sin hábitos de estudio y son hoy grandes músicos; eso es algo respetable y no hay porqué tacharlo de erróneo. Yo no voy a decirle a nadie cómo tiene que estudiar, trabajar y organizarse, pero lo que puedo hacer y haré en este artículo es relatar la que yo considero la mejor forma de estudiar y trabajar basándose en mi experiencia; los pasos que yo he seguido y que he podido notar positivamente en cuestión de semanas mejorando a un ritmo que ni yo pensé poder alcanzar. Por lo tanto este artículo, de este punto en adelante, será subjetivo y basado en mi experiencia y opinión.
Introducción
Aquellos que sigan un método como éste o similar entenderán en poco tiempo el verdadero significado y valor de la eficacia. La máxima: El desorden es igual a ineficacia. A continuación trataré los tres tipos de organizaciones diferenciables (trabajo, tiempo y espacio) y en todas ellas es aplicable. De hecho me atrevería a decir que en la mayoría de disciplinas, artes y trabajos, es aplicable. Si no sabes qué tocar y te pones a buscar ejercicios pierdes tiempo; si no te decides sobre qué tocar después de tu ejercicio pierdes tiempo; si no sabes dónde has puesto el metrónomo pierdes tiempo; si estás con internet abierto delante pierdes tiempo. Johann Sebastian Bach decía “La inexactitud es el derroche de lo inapreciable, de la única cosa que no se puede obtener por segunda vez: el tiempo”. Si de verdad quieres que las condiciones en las que estudias sean lo más beneficiosas posibles para potenciar la utilidad de lo que haces primero, organízate.
Organización del trabajo
1) Recolecta: Es importante tener todos los ejercicios de los que dispongas de una forma accesible e intuitiva. Puedes ordenarlos dentro de una carpeta en el ordenador o incluso en subcarpetas por técnicas o dificultad. Si los tienes en papeles, un archivador con categorías sería lo idóneo.
2) Elección: Una vez tenemos todos los ejercicios organizados, hay que elegir los que formarán parte de la rutina. Al principio no te ralles demasiado con este punto; a medida vayas trabajando los ejercicios sabrás cuales te son útiles; irás metiendo nuevos que encuentres, desechando otros que ya no te son útiles… Elige con respecto a los objetivos que quieres conseguir con ellos y con el tiempo irás modificándolos para potenciar tu rutina.
3) Ordenación: Éste es otro aspecto que se establece a “ojímetro” y que luego va variando hasta que encuentras la forma con la que estás más cómodo. Se refiere al orden en el que haces tus ejercicios durante la rutina. Elige un orden que sea progresivo, de menos a más; calienta antes y enfría después. A tu ritmo, busca lo que creas mejor y trabaja con ello para probarlo. Encontrarás lo mejor para ti.
Organización del tiempo
Dejadme que lo repita: “La inexactitud es el derroche de lo inapreciable, de la única cosa que no se puede obtener por segunda vez: el tiempo”. Transporta tu organización del trabajo al tiempo. Yo he podido comprobar que trabajo mucho mejor cuando tengo un horario de trabajo, aunque también he podido comprobar que da igual hacerlo una hora antes o una hora después. Hay que ser exigente con uno mismo, pero siendo razonables; no te ayudará poner tiempo a cada ejercicio que hagas. Dedica a cada ejercicio lo que creas que necesita. Yo tengo un “horario de aproximación” con límite de inicio pero sin límite de fin; nunca sé a dónde me van a llevar mis blanquitas. No te olvides de marcarte descansos cada X tiempo.
Organización del espacio
Ahora toca transportar el trabajo en tiempo, al entorno. Ya comentábamos en la primera entrada de Rutinas que es probable que tengas un montón de cosas propias de lo que haces por todas partes: púas, cables, cds, cuerdas… Muchos músicos no son amigos del orden, si eres uno de ellos asegúrate de dos cosas: de que puedas localizarlo todo rápidamente y de que estés agusto en tu entorno. Yo por mi parte procuro tener el mayor orden posible para sentirme a gusto estudiando; orden por fuera es igual a orden por dentro. Cada uno es un mundo, pero lo que está claro es que cuanto más ordenado esté tu entorno, más fácil te resultará encontrar cualquier cosa, a parte de la sensación de tranquilidad que transmite el orden.
rutina 3
Hoy os traigo la tercera entrega de mi pequeña “saga” de Rutinas. Muchos me han pedido que sea más concreta a la hora de hablar de la rutina, poniendo alguna como ejemplo. Puesto que es imposible generalizar en algo tan personal como lo es una rutina, he elegido la mía para explicar aspectos más concretos. En este artículo no sólo trataré cómo es, qué partes fijas tiene y bajo qué condiciones desarrollo mi rutina; os hablaré de lo que es, bajo mi punto de vista, la rutina, del instrumento.
Yo considero la rutina como la llave clave del aprendizaje eficaz y estable. Con un trabajo constante y organizado los pasos son contundentes y no das el siguiente sin haber asentado el anterior. Las ventajas de la rutina son varias, pero las más importantes son:
-Amplio conocimiento de uno mismo y sus capacidades.
-Motivación al notar los beneficios y los rápidos resultados.
-Perfeccionamiento al utilizar el tiempo de forma inteligente.
-Ganas de autosuperación constantes al ir llevando un registro de lo que hemos hecho y mejorado.
-Endereza como persona y músico al aplicar disciplina, organización y constancia.
No obstante, también tiene sus peligros. Por una parte, los físicos: Hay que estirar antes, durante y después; no te llevará más de dos minutos mover un poco las muñecas, los dedos y los brazos para estirarlos (más adelante el estiramiento tendrá un artículo completo). Además, tenemos que tener la cabeza en su sitio; si notamos dolor mientras tocamos hay que parar, estirar, descansar y no volver a tocar hasta que el dolor se ha calmado. No seas inconsciente; no eres mejor ni molas más por tocar con dolor o más tiempo del que puedes realmente y corres el riesgo de lesionarte a corto o largo plazo. Cada uno tiene una capacidad y un límite; con la rutina y algo de tiempo ambas cosas mejoran y cada vez tendrás más capacidad y tus límites cada vez serán menores. Trabaja siempre al 100%; ni más, ni menos.
Por otra parte hay otro tipo de peligros, para muchos, incluso peores que los físicos: los psicológicos. Esos peligros se producen al acabar tratando la música como rutina y no la rutina como parte de la música. Hay muchos que la rutina les motiva de todas las formas necesarias y no corren estos peligros, pero yo creo que si te olvidas de lo que la música en verdad es, corres el riesgo de perder la motivación, de desencantarte de tu instrumento y de, incluso, cogerle manía o asco. Por ello te recomiendo:
-Escucha música que te haga vibrar, sentir y disfrutar.
-Improvisa.
-Compón tu música.
-Escucha y toca con otros músicos.
-Intenta que la rutina no sea lo único que toques en el día; echa aunque sea media horita para tocar otras cosas, como repertorio.
Teniendo muy claros estos puntos, yo he formado mi rutina y teniendo muy claros estos puntos, es como me enfrento a ella día a día; no creo que haya otra forma mejor ni más sana para el músico de trabajar en el dominio de su instrumento.
Formando mi rutina
Como ya comenté , el primer paso para formar una rutina eficaz es un previo examen de conciencia. Tienes que hacer un alto en el camino para preguntarte qué haces, qué sabes hacer, qué no sabes hacer y qué quieres hacer. Para ello es vital que seas sincero contigo mismo y veas las cosas como son; no tengas miedo de reconocer tus fallos y puntos flacos, porque para cambiar eso está la rutina. Yo cuando estaba pensando en mi caso tenía por un lado un buen sentido del ritmo, un picking muy trabajado y facilidad para los bendings; por otra parte no contaba con mucha velocidad, tenía una ejecución bastante sucia y poca consistencia en las rítmicas. Ello me hizo plantearme una rutina con especial atención en estos tres últimos aspectos, sin olvidar los primeros. Yo ya contaba con una carpeta llena de ejercicios separados por técnicas, pero si no es tu caso no tienes más que poner en el buscador “ejercicios guitarra”. Te recomiendo que te pases por algún foro a pedir un cable; podrán pasarte PFDs o recomendarte páginas y ejercicios concretos.
Ejecución
Una vez escoges los ejercicios, los organizas para hacerlos cada día. El orden de mi rutina es el siguiente.
1-Calentamiento con el repertorio: Toco un poco todo lo que me sé de forma relajada, disfruto y me meto en el segundo paso.
2-Improvisación: Durante la ejecución de otras canciones suelen salir ideas nuevas. Aprovecho que ya he cogido el ritmo para improvisar. Al terminar ya estoy completamente preparada para seguir avanzando.
3-Ejercicios de sincronización y agilidad: La sincronización se refiere a la perfecta compenetración entre las dos manos. Suelo usar sobretodo ejercicios de John Petrucci.
4-Picking.
5-Skipping.
6-Ligados.
7-Tapping.
8-Sweep Picking.
9-Otros: Escalas, modos, estudio…
10-Repertorio.
11-Improvisación: Una vez estoy al 100% vuelvo a improvisar y las ideas del principio suenan mucho mejor. Estoy a tope y la fluidez es notable, por lo que disfruto como una enana de lo que hago sin preocuparme.
Antes y después de la rutina estiro dedos, muñecas y brazos. A veces cuando noto que tira mucho la muñeca me pongo una muñequera y cuando la tengo bastante forzada hago un pequeño parón para usar mi PowerBall, la cuál también uso para estirar. Todos los ejercicios los hago con metrónomo, empezando siempre desde velocidades modestas. Aunque el día anterior hiciera algo a 160, empiezo por 100-120 y aumento progresivamente. No dejo el ejercicio hasta que considero haber llegado al tope.
Volviendo al tema del examen de conciencia, por ejemplo al principio ponía más ejercicios del punto 3 y 6 mientras que de picking sólo hacía 2.
El Cambio en la Rutina
Con el paso del tiempo tú cambias y contigo, tu rutina. No tocas hoy como tocabas hace unos meses, ni son tus necesidades y aspiraciones las mismas. Por ello hay que ir renovando los ejercicios a medida dejan de serte útiles. Como digo, uno de los beneficios de la rutina es el conocerte a ti y saber perfectamente lo que necesitas y lo que no; a medida ejecutes tu rutina irás sabiendo mejor que nadie cuándo cambiar y encontrar el ejercicio adecuado a sustituir. La rutina está sujeta a cambios constantes, no tengas miedo de quitar un ejercicio y poner otro; quizás ese que pongas no sea el mejor. Quítalo y busca otro. También puede haber cambios en el orden de ejecución, aunque éstos no deberían ser más de un par de veces por año y es probable que en no demasiado encuentres el orden definitivo que más te sirve. Poco tengo que decir yo en este punto sobre lo que cambio, porque a ti es probable que no te sirva lo mismo que a mí y viceversa. Experimenta.
escrito por Ataria
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