LOS INSTRUMENTOS DE PÚA ESPAÑOLES, HERMANOS MENORES DE LA GUITARRA.
· La guitarra
· La mandolina
· La bandurria
Los instrumentos de púa españoles. Hermanos menores de la guitarra.
Sabemos que nuestros instrumentos han sido denostados y degradados a lo largo de la historia. La labor realizada por nuestros grandes maestros como Félix de Santos, Manuel Grandío y muchos otros, han luchado para que estos instrumentos lleguen a estar donde ahora están en los Conservatorios Superiores. La comparación de instrumentos de cuerda que a continuación describo es sólo subjetiva. Esto servirá como introducción a la exposición del trabajo de investigación.
Espero que no penséis que me he vuelto loco o que soy un detractor de los instrumentos de púa degradándolos a una 3ª categoría. Yo amo a estos instrumentos y lo seguiré haciendo toda mi vida. Todo esto tiene una explicación y espero que en las siguientes páginas os pueda ayudar a entenderlo.
La tapa armónica es el elemento principal de cualquier instrumento de cuerda. Tanto es así, que supone el 85% de la calidad sonora, y por tanto de su sonoridad. El otro 15% del sonido emitido, lo soporta tanto la caja armónica (que funciona como un resonador de Helmholtz) y el fondo, el cual actúa de radiador de graves en los instrumentos de fondo plano. En los instrumentos de fondo curvado u ovalado, el sonido es condensado, formando una onda de características sonoras peculiares.
Con estas pequeñas aclaraciones, podemos empezar a descubrir cómo actúan éstos elementos en los instrumentos que he mencionado en la tabla anterior.
La Guitarra Clásica: la guitarra posee una tapa armónica de 2mm de espesor (en algunos casos de 1,8mm), logrando así que las vibraciones sean más acusadas (cuanto más delgada sea la tapa más vibración genera). También vemos que ésta soporta una tensión (desde el centro de la tapa) de unos 42kg aproximadamente. La tensión de las cuerdas está proporcionalmente adecuada al espesor de la tapa (previamente construida sobre unas barras armónicas). Algunos guitarreros han conseguido, a mi parecer, hacer vibrar una tapa al 80% de su capacidad sonora. En cuanto a la caja armónica, la guitarra al ser de fondo plano, utiliza éste como radiador de frecuencias graves (el fondo actúa como la tapa pero a menor intensidad). La caja en sí genera vibraciones (por ser esta un resonador de Helmholtz) utilizando la abertura de la boca como limitador de frecuencias (tanto para resaltarlas como para atenuarlas) según el tamaño de su diámetro.
Lo más difícil de conseguir, en una buena tapa, es hacerla vibrar en toda su amplitud (máxima vibración posible), al igual que cada uno de los sonidos que generemos con las cuerdas suenen de forma equilibrada entre ellos (que todos los sonidos sean de la misma potencia y timbre). Para conseguir esto existen varios modelos de barrado armónico, el más clásico o popular es el modelo de Abanico. Existen otros menos conocidos que ya los iré explicando más adelante. Por lo tanto en una buena guitarra existen los siguientes elementos en concordancia:
Tensión de 42 Kg, adecuada al grosor de la tapa armónica.
Grosor de 1,8mm en la tapa armónica, que genera máxima vibración.
Sistema de barrado (previamente configurado) acorde con las frecuencias que genera el instrumento y que producen un equilibrio armónico en su amplia gama de sonidos.
La única “deficiencia o inconveniente” que tiene la guitarra, a mi modo de ver, es el puente. Este actúa sobre la tapa de forma negativa puesto que la tensión de las cuerdas obliga a ésta a retorcerla y ahogarla. Este ahogamiento es tenido en consideración, pues es el limitador principal del espesor de la tapa y por lo tanto el causante de que muchas guitarras empiecen a romperse. Esto también obliga a tener que poner refuerzos tanto debajo del puente como en la boca, limitando su vibración.
La mandolina: Las mandolinas han sufrido cambios notables en las dos últimas décadas. Lo primero que tenemos que tener en cuenta es la forma de la tapa. Está formada por una elipse y supone una gran ventaja, pues las placas con forma de elipse emiten una amplia gama de frecuencias de forma natural. Sólo necesitan resaltar un poco más las frecuencias agudas que se quedan un poco descompensadas al no poder contar con una tapa de 2mm de espesor. La tensión de las cuerdas no permite, según mis observaciones, llegar a ese espesor. Esta tensión, de 56kg aproximadamente, permite llegar hasta 2,5mm generando tensiones longitudinales (desde el cordal a la cabeza) y horizontales (desde el puente hacia abajo) que limitan el espesor de la misma. Los luthiers han logrado resolver, de forma notable, los problemas de tensión utilizando los siguientes elementos: primero han dividido la tapa en dos secciones doblándola un poco, de forma horizontal, cerca de la zona donde se encuentra el puente. Esto permite obtener un refuerzo de forma natural sin utilizar barrado y resuelve el problema de la tensión horizontal. Por otro lado desde el puente hacia la boca, colocan un barrado, en forma de cruz cerrada, que realza las frecuencias agudas con mucho ingenio. La tensión longitudinal está casi resuelta ya que la forma elíptica, desde sus puntos más alejados, distribuye las fuerzas de la forma más notable y natural. El fondo ovalado, que es muy acusado, permite reflejar el sonido interno de la tapa creando una onda acústica muy peculiar. Es por ello que el timbre de estos instrumentos sea tan característico y de gran belleza.
La Bandurria: me resulta un poco triste lo que voy a decir del instrumento que tanto amo y al que le he dedicado mi vida entera. Con mucho resentimiento, pero a la vez muy feliz y satisfecho, por haber indagado en sus más recónditos secretos. Y lo que es más importante, creo que he llegado a solucionar algunos problemas.
Estos problemas los tenemos desde que en el siglo XIX se le pusieran por primera vez cuerdas de acero. El siguiente vino, a mediados del siglo XX, con la imposición de la forma tipo calvete. ¿Cómo puede ser esto así? ¿Te has vuelto loco Diego? Espero que no y que al final de estas líneas, algunos penséis como yo. Veamos:
Si alguno de vosotros habéis visto una bandurria barroca observaréis que ésta posee cuerdas de tripa y que, al igual que la guitarra, éstas van cogidas al puente. Algunas de ellas poseían un tiro de 300mm, con lo cual su sonido era muy dulce y agradable. Cuando se le puso cuerdas de acero, con un total de 12, se tuvo que poner un cordal para que éstas no rompieran el puente y aguantaran la tensión. Además el tiro se redujo, a 271mm aproximadamente, para que se pudieran afinar las mismas. ¿Qué supuso todo esto? Que sencillamente aumentara la tensión. Este es el principal problema.
Nuestra bandurria acusa una tensión aproximada de unos 114,4Kg, y es casi imposible poder ajustar una buena tapa. También al tener un tiro más corto, las frecuencias medias y graves generadas en sus cuerdas, se ven muy limitadas comparadas con las de las mandolinas que tienen un tiro de 330mm. Es por ello que la bandurria sostenga la tensión con una tapa de al menos 4mm de espesor (cuando no más). Y además posee unos refuerzos y barras armónicas muy acusadas que terminan por ahogar las vibraciones. !Es de esperar¡ si a una placa se le somete una gran tensión, ésta no puede generar vibraciones, sobre todo las medias y graves. De ahí que a nuestro instrumento se le tache de irritante y estridente. También la forma, tipo calvete, no ayuda a mejorar la distribución de las tensiones. Imaginad un huevo cuando lo cogéis por las puntas y lo presionáis. Es difícil romperlo porque su forma distribuye la tensión por toda su estructura. Pero qué pasa cuando lo presionamos por los lados, pues se rompe de inmediato porque las paredes no distribuyen la tensión hacia los lados. Esto sirve para que penséis en la bandurria tipo calvete. Es como si el cordal y el mango estuvieran anclados en los lados largos de un huevo. En la mandolina pasa lo contrario, la tensión es distribuida por toda la estructura como si fueran cogidas por las puntas del huevo. Y por si fuera poco, tenemos el puente, que al ser como el de la guitarra, genera fuerzas que ahogan y retuercen la tapa. ¿Cómo podemos pensar que es un instrumento maravilloso?
A continuación os muestro detalles las distintas tapas armónicas que hemos visto hasta ahora:
BANDURRIA
ELEMENTOS Y SUS FUNCIONES
Cabeza
Mástil
Caja armónica
ELEMENTOS Y SUS FUNCIONES:
Ya sabemos cómo funcionan las ondas en nuestra bandurria (aunque es más complicado de lo que parece), ahora debemos saber de qué están hechos los distintos elementos que la componen y cómo actúan.
CABEZA: es la parte de la bandurria donde va incrustado el clavijero. Está formada principalmente de madera de cedro. En la cara superior lleva incrustada una pala (madera de palosanto generalmente) que termina por embellecerla. Su función principal es la de alojar el clavijero que sirve para afinar el instrumento. Como elemento vibratorio no tiene mucha importancia, sólo decir que las ondas son reflejadas (en su mayoría, se superponen y crean interferencias) aunque también vibra y emite sonido muy tímidamente al aire. Para comprobar esto, os propongo un pequeño experimento: sujetar con los dientes la madera que sobresale al final del clavijero (no muy fuerte que podéis dañarla), a la misma vez que os tapáis los oídos y pulsáis una cuerda. ¿Qué es lo que pasa? Que las vibraciones pasan directamente desde los dientes a los oídos. Este tipo de ondas que estáis sintiendo es de una calidad muy alta y rica en armónicos. No sé, ya me imagino a todo el mundo mordiendo su instrumento y la gente de alrededor con cara de ¿Estás loco? ¿Qué te pasa? Bueno os animo a que lo hagáis, es una pasada.
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Cabeza |
MÁSTIL: este va unido a la cabeza, por un lado, y a la caja armónica por el otro. Está compuesto de madera de cedro, al igual que la cabeza. En la cara más ancha se aloja el diapasón, de madera de ébano, que a su vez contiene los trastes. Su otra cara dibuja una curva por donde deslizamos el dedo pulgar. Algunos llevan incrustados una barra de madera que sirve para reforzar el mismo. Su composición de maderas (barra, cedro y ébano) fortalecen su estructura, pues es de notar que el mango soporta toda la tensión de las cuerdas y debe ser lo más rígido posible. Las funciones que realiza es la de acortar las cuerdas cada vez que pisamos en un traste, produciéndose las distintas notas o frecuencias. Cada vez que pisamos en un traste, las ondas de la cuerda pasan al diapasón distribuyéndose por todo el instrumento.
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Diapasón |
Cuanto más nos acerquemos (pisando los trastes) a la caja armónica, el timbre va cambiando. La cuerda, al ser cada vez de menor longitud, emite diferentes tipos de armónicos superiores. Estos son equilibrados por la tapa armónica que intenta nivelarlos si la colocación del barrado es óptimo. Lo explicaré con más detalle cuando lleguemos a la tapa armónica. Podemos observar esto mejor cuando tocamos una melodía en la primera cuerda y posteriormente la tocamos en la segunda cuerda (la misma melodía) a partir del quinto traste. Este desnivel de timbre es bastante más acusado si lo hacemos ahora en la tercera cuerda. Estamos tocando muy al lado de la boca, donde la cuerda se acorta aún más. Claro que todo esto no es del todo cierto, puesto que intervienen otros factores que hay que tener en consideración. Cada cuerda tiene un grosor diferente a la vez que está construida de distintos materiales. La tercera cuerda, no se parece en nada a la primera ni a la segunda, ésta se compone de un entorchado que cubre toda la superficie de acero y por lo tanto las características acústicas cambian. Pasa igual de la primera a la segunda, su grosor es diferente. Por lo tanto: el grosor, el material y la distancia de la cuerda afectan al sonido de nuestra bandurria. Me había olvidado del zoque, esta pieza va unida al mango y a su vez a la caja armónica. Su misión consiste en sostener el mango. Está hecho de madera de cedro y su función acústica es la misma que la de la cabeza. Espero haber explicado todo esto con claridad.
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Mástil |
CAJA ARMÓNICA: Entramos ahora en el mundo de lo subjetivo, tanto en lo referente al sonido como a materiales de construcción. Esta se compone de fondo, aros y tapa. Es donde se producen todos los sonidos que llegan a nuestros oídos. Para empezar, yo os animo a que os estudiarais un poco como funcionan un resonador de Helmholtz y un altavoz dentro de su caja acústica, pues con estos dos aparatos habremos comprendido más del 80% del funcionamiento de nuestra caja armónica. Bueno, no os desaniméis, intentaré explicároslo de todas formas.
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Caja armónica |
Todos, alguna vez, hemos cogido una botella vacía y la hemos hecho pitar (sonar) soplando por su agujero. El sonido introducido (soplido) contiene un amplio margen de frecuencias, pero la botella produce resonancia a una cierta frecuencia. A menor frecuencia (más grave) cuanto más vacía se encuentre (pues el volumen en su interior es mayor) y viceversa. Esto es básicamente un resonador de Helmholtz en funcionamiento. Es el causante principal de que aparezcan en nuestro instrumento las denominadas “notas lobo” o picos altos de frecuencias (son sonidos que suenan más fuertes que otros). Como vemos nuestra caja armónica funciona igual o parecido a una botella, cuyo agujero es la boca. Estaréis pensando que soplando a la bandurria por su boca podemos hacerla sonar. Bueno eso es difícil, pero no imposible. Os propongo algo mejor, todos las cajas armónicas de nuestros instrumentos, incluido la guitarra, tienen una frecuencia de resonancia determinada. La de mi bandurria está aproximadamente en el RE grave de la quinta cuerda. Si os ponéis enfrente de la boca (de la bandurria), rozando con los labios las cuerdas y conseguís cantar con fuerza esa frecuencia, ésta resuena. Es un poco difícil de lograr porque puede ser que la frecuencia no sea la que os he dicho, y sea otra que esté un poco por encima o por debajo. Eso depende del volumen de la caja y del diámetro de la boca. Cuanto más grande sea el volumen de la caja, más grave será la frecuencia de resonancia, al igual que si el agujero de la boca es más pequeño, la frecuencia será también más grave y viceversa.
Bueno, todo esto lo decía porque en la bandurria, las ondas t, son afectadas por la caja armónica atenuándolas y realzando sólo las que están en concordancia con la frecuencia de resonancia, al igual que sus armónicos. Es por eso que, el resonador de Helmholtz, funciona como atenuador de frecuencias.
El fondo: es la parte trasera de nuestro instrumento. Está compuesto de dos placas de madera simétricas de al menos 2mm de espesor. Las maderas que se utilizan pueden ser de varias clases, siendo las más conocidas las de palosanto y las de arce. Las de palosanto (denominadas maderas duras) llegan a tener mayor grado de densidad (peso específico) y sus características acústicas se inclinan más a resaltar las frecuencias agudas y graves. En las maderas de arce (maderas semiduras) realzan más las frecuencias medias. Esto que acabo de decir es subjetivo, no tiene porqué ser del todo cierto. Algunas maderas semiduras tienen propiedades acústicas que realzan más las frecuencias graves y agudas, por lo que en las maderas, intervienen varios factores que pueden variar sus propiedades. Sólo puedo hablar de lo que yo he comprobado en las maderas que he utilizado en mi investigación. Lo que sí puedo decir con certeza es que las de arce (semidura), el timbre, es más tenue y dulce. Más adelante hablaré sobre las maderas.
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Fondo |
En cuanto a la función acústica podemos decir que es el encargado de reforzar los sonidos graves en la bandurria, las ondas p. recorren casi todo el fondo donde se producen puntos de inversión (interferencias) rebotando por todo el fondo y haciéndola vibrar. Normalmente el fondo tiene dos barras en sentido transversal que delimitan nodos vibratorios en tres secciones vibrantes. Las maderas duras dejarían de vibrar si no tuvieran estas barras, ya que las frecuencias graves no actuarían sobre una placa vibratoria tan grande. Necesita pues, zonas más pequeñas en que la vibración pueda darse. También, cómo no, sirven de refuerzo para la estructura. Otro factor que interviene en el funcionamiento del fondo es la propia caja armónica. Las ondas de choque que produce la tapa, es reflejada en el fondo, y lo hace vibrar, con menos intensidad pero con eficiencia.
Los aros: es la parte que rodea el contorno de nuestro instrumento. Éstos constan, al igual que el fondo, de dos placas de madera de iguales características. En la parte trasera de nuestra bandurria, junto al cordal, es donde se unen pegándose a una pieza llamada zoquete. En la otra parte se unen al zoque, describiéndose, a lo largo de su recorrido, una forma ondulada. La función principal que realizan son la de unir la tapa al fondo, creándose así la caja armónica. En cuanto a función vibratoria no puedo decir mucho. Hace más de transmisor de ondas que de elemento vibratorio. Aunque sí vibra, pero de poca importancia. La tensión de las cuerdas, obliga a los aros a ponerse tensos, y no lo hace de manera equilibrada. Por eso hay zonas en que los aros quedan más destensados y no pueden vibrar o lo hacen con menor intensidad. Si golpeamos con la punta de nuestra uña sobre las distintas zonas de los aros, observaremos que hay zonas donde el ruido es más acusado que en otras. Esto se debe a que en las zonas más tensas, el ruido suena más agudo y en las demás el ruido más grave.
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Aros |
La tapa: es la parte del instrumento de cuerda más estudiado, y sus secretos son, y siguen siendo, los más celosamente guardados. No es de extrañar, pues es el principal elemento vibratorio. Consta de dos placas de madera simétricas unidas (al igual que el fondo), que pueden ser de varios tipos: pino abeto alemán, pino engelman, pino siltka o cedro rojo de Canadá. La más utilizada en las guitarras de los luthiers son las de pino abeto, pero cualquiera de ellas puede funcionar con igual rendimiento. Son maderas blandas y por ello muy delicadas. Describen, a lo largo de su estructura longitudinal, unas líneas (vetas) paralelas.
Estas vetas, que no son más que los anillos de crecimiento que tienen los árboles, intervienen o interactúan con las ondas vibratorias obligándolas a reconducirse (cambian de dirección) haciéndolas describir una curva. Entre veta y veta las propiedades de la madera no son iguales, queda menos unida la madera y la onda simplemente se transmite más lentamente o con mayor dificultad. Cuando entra en contacto con la siguiente veta ofrece más resistencia y la obliga a entrar en ángulo en dirección a la veta. Os pondré un ejemplo: cuando dejamos caer una piedra en una piscina olímpica, las ondas (olas) se desplazan en todas direcciones, si no encuentran obstáculos. Pero en la piscina hay calles de los distintos nadadores, que cruzan la piscina de forma longitudinal. Las olas van tropezando con los separadores y obligando a las olas a tomar otra dirección. Al final, el dibujo descrito por las ondas, se parecería a las patas de una araña.
Pues bien, con esto explicado es fácil pensar que las ondas en la tapa viajan más rápidas en sentido longitudinal y lo hacen con más lentitud en sentido horizontal. Es por eso que los luthiers prefieran las tapas en que las vetas se encuentren rectas, paralelas y lo más cercanas posible unas de otras. El sonido viaja con más eficacia por ellas puesto que los dibujos de las ondas son más simétricos y la simetría en acústica es sinónimo de eficiencia. Los luthiers, a mi modo de ver, escogen éstas más por su estética que por su eficiencia, porque la simetría se sucede en todas. Cada frecuencia describe un tipo diferente de dibujo dentro de la tapa. Cuanto más aguda es la frecuencia, más pequeño es el dibujo creado, a la vez que más dibujos se forman sobre ella. Algunos graves sólo llegan a formar un solo dibujo.
Bueno llegados hasta aquí, yo os diría que todo esto no vale para saber cómo funciona nuestra tapa. ¿Cómo que no? Pues no. Lo único que he descrito es el funcionamiento de una placa de pino que vibra, sin estar sujeta por sus bordes (como en el aire), con sus propias características. Entonces, ¿qué le falta?, falta que nuestra tapa esté cogida por sus extremos y le pongamos el barrado armónico. Entonces las ondas actuarán como nosotros queramos. Pero esto lo explicaré más adelante. Ahora vamos a centrarnos en otro elemento indispensable que nos ayuda a entender cómo suena la tapa y con qué intensidad lo hace.
Si tenéis un altavoz viejo, que no os sirva, y que conserve su caja acústica, podremos realizar el siguiente experimento (no lo hagáis con uno nuevo): primero comprobar que funciona perfectamente, si es así, le vamos a quitar el embellecedor frontal y después con un destornillador le quitamos los tornillos que lo sujetan y lo sacamos fuera de su caja, sin quitar los cables. Tranquilos que no os va a dar la corriente. Si el cable interior nos permite dejar el altavoz fuera de su caja y lo hacemos sonar nuevamente, pasará una cosa muy extraña. El sonido que antes tenía casi ha desaparecido, parece que está sonando una gramola de los años 30. ¿Por qué ocurre esto? Aquí es donde podemos comprobar cómo actúan las interferencias destructivas de las ondas. El cono del altavoz emite sonido por ambos lados con la misma intensidad y frecuencia. Al estar en contacto con el aire, las ondas de los dos lados se cruzan (las ondas en el aire son de tipo esférico), creando así la interferencia. Sólo podemos oír algunas frecuencias agudas que no se llegan a cruzar porque el mismo cono hace de escudo. Imaginad esto ahora en nuestra bandurria, (la tapa hace de cono y la caja armónica de caja acústica).
Las cajas acústicas vienen muy bien preparadas para que el sonido que emite el cono por su lado interior no tenga ninguna pérdida de frecuencias. Hay muchos tipos de cajas acústicas, la mayoría en su cara frontal, tienen un orificio por donde sale y entra el aire que el cono desplaza con la vibración. Este orificio es similar a nuestra boca y su función es la de seleccionar algunas frecuencias graves y desfasarlas con las frecuencias del cono frontal, realzando los sonidos graves. Al vibrar el cono, se crean diferentes presiones de aire entre el interior y el exterior, y simplemente las ondas no llegan a cruzarse, sino que, las oímos por duplicado.
Otra cosa que podemos observar en el cono, es que cuanto más volumen le suministremos, más grande será el desplazamiento de su vaivén. Entonces éste consigue desplazar más cantidad de aire, y por lo tanto, la onda nos llega con más energía. Conclusión, cuanto más aire consigamos mover con nuestra tapa, más potente será el sonido de nuestro instrumento.
Espero que hasta aquí lo hayáis entendido todo. Ahora nos centraremos en lo que de verdad importa en nuestra tapa. Nuestra bandurria, al igual que la guitarra, posee una tapa con las barras armónicas en forma de abanico. Estas barras, de aproximadamente 4mm de espesor y 4mm de anchura, son de madera de pino abeto que se pegan a la tapa describiendo su forma característica. Las ondas que recorren la tapa son de tipo sinusoidal, esto quiere decir que van deformando la madera (como las olas en el agua) creando ondulaciones (la madera es flexible) a la vez transmiten esa energía al aire. Son parecidas a las ondas sísmicas de un terremoto.
Pues bien, cuando las ondas recorren la tapa, estas van encontrando obstáculos, estos obstáculos que son en primera instancia las barras armónicas y en segundo lugar el perímetro de la tapa, hacen rebotar a cada una de las ondas. En la bandurria, cuando pulsamos con la púa una nota, la primera onda es la que más energía tiene, seguidas de muchas más que cada vez son menos intensas (el efecto es como cuando tiramos una piedra en un estanque). Al rebotar se crean crestas que no son más que los choques de las mismas y transmiten las ondas al aire. Espero que hasta aquí vayamos bien porque la cosa se complica ahora mucho más. La posición de la primera cuerda en el puente está más cerca del lado izquierdo de la tapa y es de suponer que las ondas lleguen antes a ese lado, con lo cual, esa zona vibrará con más fuerza. Lo mismo sucede con la sexta cuerda, vibrará más en su zona correspondiente. Las barras del abanico dejan pasar parte de la energía, que más tarde llegará al perímetro de la tapa, rebotando nuevamente. Básicamente las barras crean el caos, impidiendo que las ondas recorran la tapa con soltura. Hagamos un descanso y comprobemos una cosa curiosa. En las bandurrias los sonidos agudos son predominantes, la primera cuerda al vibrar, crea más vibraciones en su parte izquierda y rebotan más en su perímetro. La zona en donde más vibración (choques) se acumulan es en la parte izquierda de la tapa que queda más cercana a los aros. Espero que podáis comprobar esto acercando el oído a esa zona.
Ahora con nuestra imaginación podemos visualizar cómo actúan las ondas de las distintas cuerdas. La tercera y la cuarta cuerda quedan más centradas en la tapa armónica y sus ondas se distribuyen con mayor eficiencia, quedando atrapadas con más intensidad en las zonas (antinodos) del barrado armónico. Cuando llegan al perímetro de la tapa ya han perdido parte de su fuerza. Entonces la vibración será mayor en el centro de la tapa. En definitiva, logran apoderarse de mayor cantidad de zona vibratoria, quedando estas cuerdas más descompensadas con respecto a las demás. Suenan un poquito más fuerte. Llegados hasta aquí podemos pensar que cuantas más barras armónicas pongamos en nuestro instrumento más choques se producirán. Pero esto no es bueno ya que la energía no llegaría a toda la tapa y terminaría por dejar de vibrar, a la vez que se crean sólo zonas vibratorias que favorecen a los sonidos agudos. Si hacemos lo contrario no se crearían zonas vibratorias de altas frecuencias y favoreceríamos solo a los graves. Es por esto que hay que buscar una colocación y número de barras que lleguen a equilibrar todos los sonidos que se producen.
Otro aspecto fundamental para conocer el funcionamiento de nuestra tapa, son los modos vibratorios que se generan. Por lo general existen dos modos principales. El primero es el llamado efecto pistón y el segundo el modo columpio. Estos son los principales elementos vibratorios que se generan en la tapa y son los encargados de decirnos con qué intensidad vibra nuestro instrumento. A igual que el vaivén del cono en el altavoz nos dice con qué intensidad nos llega el sonido, la intensidad de los modos vibratorios de nuestros instrumentos determinan la cantidad de sonido que pueden desarrollar.
Pues bien, esto podemos resumirlo diciendo que en nuestro instrumento los sonidos suenan de determinada manera por varios motivos que podemos suponer.
El plectro, en acción, será el primero que distribuya o aporte una mezcla de armónicos. Cuando lo hacemos en la mitad de la cuerda (armónico 2) estamos seleccionando o favoreciendo diferentes tipos de armónicos. Estos son los armónicos 2,4 y 8, y su sonido es altura de conjunto. Es de esperar que si lo hacemos en el armónico 15 (my al lado del puente) el sonido será áspero y disonante. A partir del 17 suenan chirridos y notas muy agudas, que no son más que sonidos de alta frecuencia.
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Sonidos de alta frecuencia |
Entre la mitad de la cuerda y el puente, en cualquier punto que pulsemos, se modificará el timbre.
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TIMBRES |
En la tapa ocurre lo mismo que en las cuerdas, las ondas llevan consigo el timbre que la cuerda ha producido y la tapa (por la acción de las barras armónicas) activa o desactiva ciertos armónicos, produciéndose el timbre que llega hasta nuestros oídos.
Ajustando el timbre de nuestra tapa: la tapa de la bandurria es de madera de pino abeto, tiene ya por sí sola unas características que la definen. Es una madera blanda, flexible y por lo tanto está sujeta a la teoría de los patrones de Chladni. Esta teoría dice que al propagarse ondas mecánicas por un objeto plano, lo hace en todas direcciones rebotando en los contornos y formando resonancias de la misma frecuencia dada.
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Patrones de Chladni. |
En el caso de un objeto con geometría tipo membrana, como la tapa de nuestra bandurria, las oscilaciones resonantes se manifiestan en la dirección normal al plano del cuerpo. Al tratarse de ondas estacionarias (como las cuerdas) para cada modo característico, quedan determinadas en la superficie zonas ventrales donde la amplitud de vibración es máxima y nodales donde la amplitud es mínima. Así, si se distribuye una sustancia granular sobre la tapa, esta tenderá a acumularse en los nodos formando lo que se conoce como figuras o patrones de Chaldni.
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Figuras nodales guitarra |
Ya tenemos todos los ingredientes para poder ajustar una buena tapa. Como veis, esta produce figuras dentro de la tapa. El barrado armónico actúa de zona nodal y los espacios que hay entre ellos se forman las interferencias de las frecuencias que resuenan. Si la zona que resuena (antinodos) es muy pequeña, resonarán más los agudos y viceversa. Los sonidos graves necesitan zonas que pueden abarcar toda la tapa, sobre todo los primeros, esto se resuelve poniendo el barrado armónico un poco más delgado, entonces los vientres nodales, se forman como si no hubieran barras armónicas.
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Tapa armónica de laud , luthier Arturo Garés |
Para modificar el timbre es un poco más complicado, este actúa más por la forma de los dibujos nodales (cada nodo o vientre en la tapa tiene un dibujo propio) que por la vibración en sí.
Ejemplo: algunas zonas vibratorias pueden parecerse a la de un arpa muy alargada (entre barra y barra), entonces es de notar que pueda faltarle alguna zona donde puedan darse frecuencias muy altas. Recuerda que cada vez que la zona se vaya haciendo mayor, los sonidos que entran en resonancia, son también mas graves y viceversa. Cada sonido fundamental que entra en resonancia, se va llenando de armónicos parciales (ruidos) y de armónicos con ingredientes consonantes y disonantes.
Espero que os haya gustado, en la próxima página hablaré de las modificaciones que he llevado a cabo en nuestros instrumentos.
Os dejo aquí algunas tapas en las que he trabajado. Podéis sacar vuestras propias conclusiones.
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SOLUCIONES Y MEJORAS:
· Liberando tensiones:
o Tensión longitudinal
o Tensión horizontal
o Tensión oblicua.
o Tiro y cuerdas
· Mango
Diapasón
· Reposabrazos
· Fondo
· La tapa
Soluciones y mejoras: Ya sabemos como el sonido actúa en todos los elementos de nuestra bandurria, recorriendo todas sus partes y adentrándonos en sus secretos más íntimos. También sabemos cómo actúan los principios acústicos en la tapa armónica que es el elemento vibratorio más importante.
Antes de poder mejorar cualquier parte de nuestro instrumento debemos de empezar por resolver el principal problema que nos surgió en siglo XIX. Este no es sino, la excesiva tensión que generan las cuerdas. Si no conseguimos hacerlo no podremos seguir adelante.
Liberando tensiones: en los primeros años de mi investigación dedicaba todos mis esfuerzos en conseguir construir un instrumento (y que este sonara). Tarea my difícil de conseguir ya que soy autodidacta. He de decir que Javier Rojo me había dado unas pequeñas instrucciones, pero nada que no podáis saber vosotros con sólo mirar en internet. En los años siguientes ya daba mis primeros pasos, consiguiendo hacer distintas tapas armónicas, con resultados excelentes pero al cabo de poco tiempo se arrugaban y se rompían. Siempre he sabido que el problema era la tensión, hasta que un día me hablaron de una guitarra llamada Smallman. ¡Ya está! No voy a dar más detalles de ésta, pues en internet, lo tenis todo detallado hasta con videos.
Tensión longitudinal: si habéis visto videos de la guitara smallman, ya sabéis cómo funciona el mecanismo mágico. He de decir que su guitarra pesa demasiado pero si el resultado es bueno no importa. Yo he conseguido adaptarlo a mis exigencias haciéndolo que pese menos. Y ¡voilá! Tensión solucionada. Es como quitarte un gran peso de encima.
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Tensión longitudinal |
Tensión horizontal: la tensión horizontal presiona la tapa hacia abajo y depende de la altura del hueso del puente (selleta). Cuanto más alto es el puente, la tensión será mayor y viceversa. Su presión contrapone la presión longitudinal e impide que la tapa se eleve. Esto se debe a que la tapa está construida con una leve ondulación hacia afuera, y la presión longitudinal tiende a abombarla aún más, pero es contrarrestada por la tensión horizontal. Como ahora ya no tenemos tensión longitudinal, no necesitamos la tensión horizontal. De esta manera el puente puede estar lo más bajo posible y no crearle tanta tensión a la tapa. Debe haber tensión horizontal, de lo contrario la tapa no se tensaría y no podría vibrar. La presión debe ser la adecuada, en consonancia a la flexibilidad de la misma, sin que llegue a hundirse.
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Tensión horizontal |
Tensión oblicua: esta es la causante de que la tapa se arrugue. Todos la hemos visto en muchos instrumentos. El puente posee unos agujeros por donde pasan las cuerdas, describiendo unas curvas que al tensarse producen ahogamiento en la tapa. Esto es fácil de solucionar, sólo tenemos que sustituirlo por otra clase de puente. Nos basta con uno que no tenga agujeros, y si no está pegado, aún mejor. De esta manera no se generan este tipo de fuerzas, a la vez que nos sirve para ajustar la afinación.
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tensión oblicua |
Como hemos visto he conseguido quitar todas las tensiones a nuestro instrumento, puesto que son el principal problema. Ahora puedo trabajar con una tapa que se ajuste a las necesidades que yo desee. Antes era imposible ajustar ninguna, y hasta he conseguido rebajarla a unos 1,8mm. ¿Cómo creéis que puede sonar?
Cuerdas y tiro: desde que en nuestra bandurria se le redujera el tiro a 271mm y se le pusieran cuerdas de acero, se le cambió casi por completo el timbre. En la época barroca y romántica se construían instrumentos con menos tensión, y con un tiro de 300mm, ya que las cuerdas eran de tripa pero tenían la desgracia de que se rompían con gran facilidad. Baldomero Catéura, a principios del S.XX, ya lo decía en su tratado de música y aconsejaba tener otra bandurria preparada si querías tener éxito en un concierto. Este hombre hizo construir una bandurria con cuerdas sencillas, con lo cual, tocaba con menos tensión y el instrumento sonaba más dulce. Yo sé y siento, que nuestro tiro de 271mm, aproximadamente, es estándar y que cuesta mucho volver a cambiarlo. Pero no quiero imponer nada y quiero que seáis vosotros los que decidáis, mis investigaciones han dado un resultado impresionante con las cuerdas (Thomastik) con un tiro de 295mm. Con este nuevo tiro y cuerdas se tienen muchísimas más ventajas que puedo enumerar:
1º Las tensiones de las cuerdas quedan igualadas a las mandolinas resultando más cómodo, suave y blando al tocar.
2º El timbre es mucho más dulce, recordar que las cuerdas cuanto más largas y con menos tensión, se llenan más de armónicos superiores.
3º El diapasón ahora queda más largo, y tocar por el registro agudo, ya no supone ningún problema.
4º Se pueden realizar ligados, saltos y cruzamientos de dedos como en la guitarra.
5º Los materiales de construcción de las cuerdas son óptimos para este tipo de instrumentos y no hay desigualdad de timbre entre sus cuerdas.
6º Se pueden usar púas de mandolina y, al tocar en compañía de ellas, se igualan en timbre.
Estas son las cuerdas que utilizo para la bandurria 295, no utilizar para una bandurria normal, no sirven.
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Cuerdas bandurria 295 |
Aquí tenéis las tensiones que generan las cuerdas tomastik en la bandurria 295
En cuanto a las cuerdas de nuestro instrumento (271mm) ya sabemos lo que pasa hasta ahora: no tenemos fabricantes que se interesan por este tipo de instrumentos y nos tenemos que volver locos por encontrar unas que se ajusten a nuestras necesidades. Yo ya he probado con todo tipo de cuerdas y no he podido encontrar ningunas que se ajusten entre sí. No obstante os voy a dejar un juego que puede ser muy interesante.
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Cuerdas 271 clásica |
Las podéis encontrar en esta dirección:
Estas son las tensiones que generan estas cuerdas en la bandurria 271 clásica
El mango: la función que realiza el mango, principalmente, es la de sostener la tensión de las cuerdas. Sólo decir que en la nueva bandurria 295, ahora se queda un poquito más grande pero eso no supone ningún problema. Por lo general, los materiales que utilizo son de distintas maderas ensambladas, y creo, que lo endurecen un poco más. Estas son: ébano, pino abeto y arce. Le dan otro colorido pero siguen haciendo la misma función.
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Mango compuesto |
Diapasón: nuestros instrumentos no se construyen con el diapasón curvo. En estos nuevos , los de la serie SUPERIOR, son curvos como en las guitarras acústicas. Son más suaves y cómodos de tocar. También obligan al hueso del puente a no elevarlo, dejándolo uniforme.
Reposabrazos: esta pieza es nueva en estos instrumentos. Sus funciones son las siguientes:
· La que su nombre indica.
· Refuerza a la tapa de la tensión longitudinal.
· Acorta la distancia de la baticola, de este modo, las cuerdas son reforzadas en los carriles del puente para que no se salgan. En mis instrumentos el puente está suelto y carece de agujeros por donde pasan las cuerdas.
· Es un elemento decorativo muy elegante.
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Reposabrazos |
El fondo: en una buena bandurria, los sonidos graves son producidos casi en su totalidad por el fondo. Como ya os he explicado, la tensión no deja que la tapa pueda reproducir frecuencias graves. Mis instrumentos no tienen el fondo plano, sino que, describen un abombamiento bastante acusado. Ya no necesito que generen graves, pues la tapa por sí sola ha resuelto este problema. La forma de abombamiento está diseñada para que el timbre resulte más dulce y se asemeja un poco al de las mandolinas. Se parece más al caparazón de una tortuga como las bandurrias del S. XVII.
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Fondo |
La tapa: aún sigo probando nuevas tapas, pero una de las más interesantes y que me ha dado los mejores resultados hasta ahora es la del tipo smallman. Es una tapa, con barrado de pino, que dibuja muchos rombos; se le ha quitado la barra transversal para que pueda vibrar aún más, con buenos resultados. He conseguido rebajarla hasta 1,8mm en los laudes y 2mm en la bandurria. ¡Ahora la tapa funciona!
Resumen del artículo original de Diego Gallego
http://instrumentosgallego.blogspot.com/p/contacto.html
http://instrumentosgallego.blogspot.com
Muy interesante los datos que entrega_
Gracias por tan interesante artículo. Llegué a él en busca de una solución para la bandurria de un compañero a la que se le rompen las cuerdas por el cordal. He de decir que ha probado muchísimas combinaciones de cuerdas, con mayor o menor fortuna pero ninguna definitiva.
Mi pregunta, si pudieras contestarla, es que si no pudiera fabricarse un cordal no tan agresivo con las cuerdas.
Gracias