ARQUITECTURA DE UN AMPLIFICADOR A VÁLVULAS
En realidad, un amplificador (combo) a válvulas es un dispositivo de una simplicidad sorprendente. Básicamente está formado por tres bloques operativos: la circuitería de amplificación en sí misma, el altavoz o altavoces y la fuente de alimentación. En muchos casos, podemos encontrar un cuarto bloque formado por la sección de efectos (reverb, trémolo, etc).
La circuitería de amplificación se encarga de tomar los modestos 3 a 25 milivoltios que entrega la guitarra, para conseguir los 5 a 400 W capaces de ponerte los pelos de punta (o no).
A su vez, la circuitería de amplificación se divide en varias partes: el preamplificador, los pasos intermedios de amplificación, el control de tono, el excitador / inversor de fase y el amplificador de potencia. En la primera parte -el preamplificador- resulta muy común encontrar dos entradas que, internamente, son mezcladas por medio de una simple red de resistencias, para introducir la señal en el preamplificador. Este paso se encarga de elevar los pocos milivoltios que se reciben a la entrada del amplificador hasta unos pocos cientos de milivoltios; dada la pequeña magnitud de las señales que se manejan aquí, es la zona más susceptible a captar ruidos externos.
La sección preamplificadora viene seguida normalmente del control de volumen aunque, en muchos casos, podemos encontrar varios circuitos preamplificadores colocados en paralelo, que posteriormente serán mezclados; en la mayoría de los casos, estos preamplificadores no son exactamente iguales, de forma que proporcionan sonidos diferentes. Los controles de tono puede ser independientes para cada preamplificador, o situarse posteriormente a la mezcla de ellos, formando un circuito de corrección común para todas las entradas. Algunos fabricantes colocan en este punto circuitos de amplificación para conseguir saturación extra, como es el caso de los Mesa Boogie.
A continuación, los pasos de amplificación intermedios (que sólo se encuentran en los amplificadores de potencias medias y altas) amplifican la señal hasta unos pocos voltios. Se trata principalmente de amplificadores de tensión cuya misión es conseguir una cantidad de energía suficiente para excitar convenientemente al paso excitador.
El paso excitador se encarga de elevar la tensión hasta los 10-40 voltios. Si el amplificador incorpora una salida de potencia de tipo push pull, el excitador también se encarga de generar dos versiones de la señal que recibe: ambas son idénticas, excepto en que se encuentran desfasadas 180 grados una con respecto a la otra.
La etapa de potencia es donde el amplificador desarrolla toda la potencia que es capaz de entregar. En el caso de amplificadores que entreguen menos de 15 W, esta suele estar formada por una única etapa en configuración clase A. En los amplificadores de potencia media (15 a 75 W) se suele disponer un par en configuración AB. Cuando las potencias son más elevadas (entre 75 y 400 W), podremos encontrar entre cuatro y ocho válvulas de potencia dispuestas en configuraciones push pull en paralelo.
La circuitería de potencia está seguida de un transformador de salida que tiene dos objetivos: en primer lugar, adaptar la alta impedancia de salida de las válvulas (entre 1.000 y 10.000 ohms) a la de los altavoces utilizados que, según su configuración, puede tener una impedancia de entre 2 y 32 ohms; en algunos modelos, se ofrecen tomas intermedias en el secundario del transformador para disponer de 4, 8, 16 ohms, etc. En segundo lugar, este transformador también se encarga de aislar las elevadas tensiones presentes en la etapa de potencia (entre 150 y 900 volts) de los altavoces.
En algunos amplificadores, se toma una pequeña parte de la señal de salida, que se reintroduce en la etapa excitadora, de forma que se consiga una respuesta más amplia del amplificador, y que la amplificación sea más uniforme en todo el rango de frecuencias (a diferencia de lo que ocurre con los amplificadores de alta fidelidad, los amplificadores de guitarra no han sido diseñados para ofrecer una respuesta plana, sino que presentan refuerzos y atenuaciones muy importantes en su curva de respuesta). Este circuito de realimentación negativa (si se tratara de realimentación positiva, el amplificador entraría en oscilación) se diseña en muchas ocasiones de forma que sea ajustable por medio del control de presencia; este no suele ser más que un control de tono insertado en este bucle de realimentación.
El último bloque lo forma la fuente de alimentación que, normalmente, está formado por un transformador que convierte la tensión de red a varias tensiones AC secundarias, que son rectificadas y filtradas.
La única diferencia entre las versiones americana, europea e internacional del mismo amplificador es el bobinado del primario de este transformador; en las versiones para USA, el primario está bobinado únicamente para 100-125 V, mientras que las europeas sólo están bobinadas para 205-240 V. En las versiones internacionales se suele disponer un transformador con primario doble y un conmutador para seleccionar entre 120 y 240 V. Otra diferencia suele radicar en el tipo de conector que se instala en el cable de red; en este aspecto, podemos encontrar hasta 15 tipos diferentes, según el país donde se venda el amplificador, aunque algunos fabricantes optan por incluir el cable de red sin conector, para que se instale el adecuado en el país de destino.
El secundario del transformador cuenta con tres bobinados, encargados de proporcionar las tensiones de filamento, alta y bias o polarización. El primero se utiliza para alimentar los filamentos de las válvulas y la luz piloto, y en muchos esquemas se identifica como alimentación “A”; se trata de una tensión AC de unos 6,3 V y una intensidad de menos de 2 amperios, en los amps más pequeños, y hasta 20 amperios en los de mayor potencia.
El segundo bobinado secundario está seguido de un rectificador de onda completa y está seguido de uno o varios condensadores de filtraje de gran capacidad; se utiliza para proporcionar la tensión de placa y pantalla a todas las válvulas, y normalmente se identifica como alimentación “B” o “B+”. Con la ayuda de divisores construidos por medio de resistencias, a partir de esta tensión se consiguen otras tensiones (entre dos y cinco) que pueden variar entre 100 y 900 V. Las tensiones más altas alimentan las válvulas de potencia; las tensiones medias alimentan el excitador y los pasos intermedios de amplificación y las tensiones más bajas alimentan los pasos de preamplificación. El conmutador de standby desconecta la tensión B+.
El tercer bobinado secundario proporciona la tensión de bias, y suele identificarse en los esquemas como “C”; se trata de una tensión negativa que permite que las válvulas de potencia se ajusten a su punto operativo óptimo, es decir, en el punto donde se produce una distorsión de cruce mínima. La sección de salida de algunos amplificadores pequeños (por debajo de 25 W) cuentan con una tensión bias fija, no ajustable, que suele derivarse a través de una resistencia de cátodo.
Los amplificadores más antiguos (anteriores a 1965, por poner una fecha) utilizan una válvula rectificadora para convertir al tensión alterna proporcionada por el transformador en la tensión continua B+. Posteriormente se pasó a utilizar diodos rectificadores de estado sólido.
¿CÓMO INFLUYEN TODOS ESTOS ELEMENTOS EN EL SONIDO FINAL DEL AMPLIFICADOR?
No nos engañemos; el sonido característico de un amplificador a válvulas no es más que la suma final de una serie de imperfecciones y funcionamientos ineficaces de una serie de componentes electrónicos. Esta, obviamente, es una afirmación realizada desde la perspectiva de un técnico; la tecnología actual cuenta con recursos infinitamente más eficaces y precisos para amplificar y procesar señales de audio. Lo que ocurre es que el resultado final de este cúmulo de imperfecciones es un sonido mucho más “orgánico” y rico que el que proporcionan otros medios que, si bien son más estables y precisos que una válvula, si proporcionan un sonido más frío y plano, según los criterios estéticos por los que nos regimos actualmente. Porque, ¿alguien se ha preguntado alguna vez cuál sería el sonido de guitarra más apreciado actualmente, si los primeros diseñadores hubieran contado con transistores y otros componentes de estado sólido, en lugar de válvulas?….
Hay que tener en cuenta que en la amplificación de guitarra se dan por buenas y deseables características técnicas que en el mundo de la amplificación de alta fidelidad serían inaceptables. Sino, hecha un vistazo al gráfico que muestra la respuesta en frecuencia típica de un ampli de alta fidelidad y de uno de guitarra. Pero las cosas son como son, y el sonido al que todos nos hemos acostumbrado en estos más de cuarenta años es el que es.
Un amplificador no reproduce exactamente la señal que recibe en su entrada, y genera distorsión, principalmente, de tres formas diferentes: frecuencia, amplitud y fase. En el mundo del audio “convencional” existen unas normas internacionales que limitan los valores máximos de estas imprecisiones, colocándolos en valores inapreciables para el oído humano; sin embargo, en el mundo de la amplificación de guitarra los objetivos que se persiguen son otros y estos valores, obviamente, también son muy diferentes.
La distorsión en frecuencia se produce cuando la ganancia del amplificador no es la misma para todas las frecuencias. En los amplificadores para guitarra, esta distorsión se busca de forma deliberada.
La distorsión en amplitud se consigue cuando la forma de onda de la señal original se modifica por medio del recorte, por ejemplo al hacer trabajar la válvula por encima de la zona lineal de su curva de transferencia. Esta forma de distorsión genera nuevos armónicos cuya frecuencia mantiene una relación entera con la frecuencia fundamental. Esta relación puede ser par o impar; los primeros (armónicos pares) están relacionados musicalmente con la fundamental, y resultan agradables al oído, mientras que los segundos (armónicos impares) no mantienen una relación musical, por lo que resultan desagradables. La distorsión en válvulas genera armónicos pares, mientras que la distorsión en equipos a transistores genera armónicos impares. Obviamente, este tipo de distorsión también se busca de forma deliberada en los amplificadores de guitarra.
La distorsión de fase se produce cuando los diferentes componentes del sonido no se reproducen con la misma relación de fase que a la entrada. Este tipo de distorsión no tiene demasiada importancia en el mundo de la amplificación de instrumentos, siempre y cuando se mantenga dentro de niveles razonables, lo cual no es muy difícil de conseguir.
En un amplificador de guitarra, la distorsión puede generarse en el previo o en la etapa de potencia. El primer caso produce una distorsión muy en la línea de la entregada por un pedal fuzz, y suele ser la más apreciada por los guitarristas dedicados a los estilos más duros.
Por su parte, la distorsión producida en la etapa de potencia se asocia casi siempre al sonido de los amplificadores vintage, ya que su origen obedece, básicamente, a la ineficacia del conjunto válvula de salida / altavoz (además de algunas otras peculiaridades de diseño), ya que no alcanzaba el altavoz la totalidad de la potencia generada por las válvulas, sino que gran cantidad de ella se perdía en forma de calor lo cual, junto a la presencia del circuito de realimentación y la poca eficacia de los altavoces antiguos, hacían que la saturación y realimentación fuera muy pronunciada. Esto ofrece la ventaja de que el músico es capaz de controlar la cantidad de distorsión por medio de la dinámica de su interpretación: cuanto más enérgicamente se toque, más distorsión obtendremos; de esta forma, el músico puede acceder a un nuevo elemento de control dinámico sobre su música, imposible de obtener por otros medios.
No cabe la menor duda que el diseño de un amplificador de guitarra es una de las actividades más libres que puede disfrutar un técnico; si exceptuamos unas pocas condiciones operativas, como pueden ser las tensiones de alimentación, las resistencias de las placas, las del circuito excitador y las conectadas a las rejillas de la válvula, prácticamente todo es susceptible de modificación, de forma que pueda buscarse un sonido u otro. Es por ello que la lista de parámetros que contribuyen a conformar el sonido característico de un amp es muy larga; sin embargo, comentaremos aquí algunas de las más importantes y accesibles.
Los altavoces y recintos.
Obviamente, las diferentes marcas de amplificadores incorporan en sus equipos diferentes marcas de altavoz, y cada uno de ellos presenta un sonido característico. Sin embargo, y sin restar importancia a este factor, la diferencia más importante suele radicar en el diseño del recinto acústico.
Los recintos cerrados en su parte posterior (por ejemplo, Marshall) añaden rigidez al desplazamiento del cono del altavoz y elevan la frecuencia de resonancia mecánica del recinto. Así favorecen enormemente las frecuencias graves, haciendo que estas aparezcan más pronunciadas.
Los recintos abiertos por su parte posterior (por ejemplo, Fender) limitan hasta cierto punto las frecuencias graves, y presentan unos agudos más pronunciados; además, al estar abierta la parte posterior, algunas frecuencias alcanzan la parte frontal del recinto en contrafase con las frecuencias presentes en el frontal, haciendo que se produzcan cancelaciones y refuerzos de determinadas frecuencias.
En cualquier caso, un altavoz puede considerarse como un filtro pasa banda complejo, cuyo timbre vendrá determinado por su construcción física, esto es, el área, masa y rigidez del cono, así como por otros parámetros eléctricos asociados a la bobina, tales como la inductancia, la resistencia, la capacitancia del bobinado, etc.
Uno de los factores que caracterizan el sonido de los amps fabricados con anterioridad a 1960 es que el imán estaba construido con un material llamado Alnico; este presentaba una fuerza coercitiva de 44, mientras que los materiales más modernos utilizados actualmente presentan fuerzas coercitivas que van desde 120 a 560, lo que permite fabricar altavoces no solo más eficientes, sino también mucho más ligeros. La influencia de este factor se puede resumir fácilmente: el sonido que ofrecen los modernos altavoces es mucho más claro y definido que el proporcionado por altavoces fabricados con Alnico, pero gran parte del carácter de los amplificadores vintage depende de este parámetro, y a mucha gente le parece mucho más dulce el “sonido Alnico”; por ello no es raro que algunas marcas hayan resucitado el uso de este material en algunas de sus reediciones.
El modo de fabricación de la válvula.
En cualquier válvula, podemos encontrar que se produce un fenómeno de capacitancia entre sus elementos internos, es decir, entre la rejilla de control y el cátodo y entre la placa y el cátodo; en la práctica esto provoca el mismo efecto que si en el interior de la válvula existieran pequeñísimos condensadores, y esto provoca pérdidas en las frecuencias elevadas. Las diferencias en los procesos de fabricación entre diferentes marcas hace que exista una diferencia de capacitancia entre válvulas del mismo tipo, pero fabricadas por diferentes factorías.
Otro ejemplo que ilustra la importancia de los diferentes procesos de fabricación podemos observarlo en las válvulas de potencia 6L6GC y las EL34. Las primeras han sido tradicionalmente las preferidas por los fabricantes americanos, mientras que las segundas son claramente preferidas por los ingleses. La diferencia principal radica en que las 6L6GC están construidas de forma que en el interior de la válvula existe un vacío total, mientras que en las EL34 el vacío no es tan preciso, y mantienen un mínima cantidad de aire en su interior. Esto hace que la EL34 entre en distorsión antes que la 6L6GC. La influencia de este factor en el sonido final del amp es evidente.
Queda claro que no todos los fabricantes construyen la misma válvula del mismo modo, por lo que es evidente que según la procedencia de las válvulas conseguiremos un sonido u otro, e incluso más o menos potencia.
No existen demasiadas factorías dedicadas a este menester en el mundo. Actualmente, hay unas pocas repartidas en USA y Europa, que suelen ofrecer las mejores válvulas; pero la mayor concentración de la producción se centra en Rusia y otros países del Este, que ofrecen una calidad y prestaciones buenas, aunque algo inferiores a las europeas occidentales y americanas; y, finalmente, el otro gran productor de válvulas es China, que ofrece el nivel más bajo de calidad y fiabilidad aunque, eso sí, son las que se ofrecen a precios más asequibles.
El transformador de salida.
El transformador de salida no es simplemente un dispositivo de conversión de impedancia si no que, en la práctica, se comporta como un complejo filtro. Los elementos que conforman este filtro son la inductancia que presentan sus bobinados, la resistencia del conductor utilizado en los bobinados y la capacitancia que aparece entre las diferentes capas del bobinado.
Obviamente, la forma como haya sido construido ese transformador le proporcionará unas características electrónicas que definirán su comportamiento como “filtro” y, por lo tanto su respuesta en frecuencia; o, por decirlo de forma llana, el “color” de su sonido.
El rectificador de la fuente de alimentación.
Aunque no lo parezca, el rectificador que incorpora la fuente de alimentación del amp tiene una gran importancia en la definición del carácter del sonido del amp. En principio, los rectificadores de estado sólido (diodos) presentan una eficiencia mucho mayor que los rectificadores a válvula. El rectificador de estado sólido pierde muchísima menos energía convertida en calor, lo que se traduce en una mayor aportación de corriente continua utilizable por el amp; esta, además se entrega de forma mucho más instantánea que en los rectificadores a válvulas.
El rectificador a válvulas, por otro lado, pierde mucha más energía que se convierte en calor. Un fuerte ataque de la púa sobre una cuerda precisa de una gran cantidad de corriente de forma inmediata, y el rectificador a válvulas no puede responder de forma tan rápida como un rectificador de estado sólido; en contrapartida, esta inercia que presenta la válvula sí beneficia al decaimiento de la nota, de forma que los rectificadores a válvulas tienden a sostener más las notas.
Resumiendo, el rectificador de estado sólido responde mejor a los ataques y proporciona un mayor nivel de potencia, aunque su sonido es algo más agresivo. Por su parte, los rectificadores a válvulas proporcionan algo menos de potencia y no ofrecen ataques tan agresivos; sin embargo, proporcionan al sonido un cierto aire de compresión general, un sonido más dulce y facilitan mucho el sustain de las notas.
Los condensadores de filtro en la fuente de alimentación.
Los condensadores de filtro que incorpora la fuente de alimentación afectan directamente al sustain que puede proporcionar el amp a volúmenes elevados. Estos condensadores hacen que el voltaje medio permanezca constante, por lo que su habilidad para proporcionar sustain estará directamente relacionada a su capacidad en microfaradios.
La configuración del previo
La forma como el previo acondiciona la señal, es fundamental para definir el sonido final. Uno de los aspectos más interesantes a tener en cuenta es la forma y distribución de los primeros pasos de amplificación; tenemos aquí un campo de experimentación muy amplio y que, además, es asequible incluso al usuario final. Veamos porqué.
La válvula más utilizada en la sección preamplificadora de una inmensa mayoría de amps es, sin lugar a dudas, la 12AX7; también es la elección más común para previos autónomos, procesadores multiefectos y pedales que, aunque dispongan de circuitería digital para generar los efectos, exhiban entre sus virtudes el disponer de un previo con el “calor” de las válvulas.
La 12AX7 es un doble triodo con 9 pins; existen varias válvulas de configuración similar que son equivalentes pin a pin, lo que permite que sea posible la sustitución de una 12AX7 por uno de estos equivalentes, lo cual puede variar considerablemente el sonido del amp. Las diferencias con estos equivalentes no son, en general, espectaculares, excepto en lo que atañe a la ganancia.
La 12AX7 (conocida en nomenclatura industrial como 7025) es la que presenta una mayor ganancia (100), pero también se utilizó con bastante frecuencia (especialmente en modelos Fender desde 1963) la denominada 12AT7, que ofrece una ganancia de 60. Mucho más rara es la 12AZ7 (con ganancia 60) también utilizada de forma esporádica por Fender. Otra variante es la 12AY7, utilizada en el primer paso de amplificación de algunos modelos de Fender, y que ofrece una ganancia de 44.
Finalmente, la 12AU7 es la que ofrece una ganancia más modesta (sólo 19), y puede encontrarse en algunos modelos antiguos de Gibson y Marshall.
Intercambiando estos modelos compatibles, es posible modificar substancialmente el sonido del amplificador. Por ejemplo, supongamos que disponemos de un amp cuyo previo consta de dos pasos de amplificación construidos alrededor de dos válvulas 12AX7, y para nuestro gusto o estilo musical creemos que entrega demasiada distorsión. En este caso, es posible sacar la 12AX7 del primer paso de amplificación y sustituirla por una 12AT7 que, dado que ofrece menos ganancia, saturará mucho menos el paso preamplificador. Dado que algunas guitarras modernas tienden a entregar niveles mayores de señal que los modelos vintage, es posible que incluso habiendo realizado la modificación antes descrita sigamos encontrando que el sonido no es todo lo limpio que deseábamos; la solución es sustituir la 12AX7 del segundo paso amplificador también por otra 12AT7, o incluso por una 12AU7, que ofrece una ganancia aún menor.
En muchos modelos, también se utiliza una válvula 12AT7 en el paso excitador / divisor de fase situado justo antes de la sección de potencia; una fórmula para conseguir mayor distorsión de salida es sustituir esta válvula por una 12AX7 que, dado que presenta una ganancia mayor, entregará un nivel de señal mayor a las válvulas de potencia.
La configuración de la etapa de salida
La configuración de la etapa de salida de un amp a válvulas pueden adoptar dos formas, denominadas respectivamente “clase A” y “clase A/B push pull”. La diferencia entre ambos sistemas es que, en clase A, una sola válvula amplifica la totalidad de la señal (es decir, si introducimos una señal senoidal, la misma válvula amplifica el semiciclo positivo y el semiciclo negativo). Sin embargo, en clase A/B, una válvula amplifica el semiciclo positivo y otra el semiciclo negativo; naturalmente, ambas mitades de la señal deben encajarse posteriormente entre sí para que la forma senoidal resultante sea lo más parecida a la original, sin que aparezca la distorsión de cruce (es decir, ambas mitades no encajan bien).
Los amplificadores en clase A producen menos distorsión no musical (es decir, armónicos impares), y la distorsión de cruce no representa ningún problema; sin embargo, se trata de un tipo de circuito que no es capaz de entregar potencias elevadas (nunca superiores a 20 W) y, por otro lado, dado que la válvula está trabajando todo el tiempo a pleno rendimiento, es un tipo de circuito que se calienta mucho, acortando consecuentemente la vida de la válvula. Sin embargo, los amps que trabajan en clase A son muy apreciados, y sus defensores argumentan en su favor una calidad de sonido muy superior y una distorsión armónica mucho más suave y redonda. Este tipo de configuración es muy habitual en amps auténticamente vintage.
Por su parte, en los circuitos de clase A/B las válvulas sólo conducen durante medio ciclo de la forma de onda, por lo que su vida se alarga considerablemente. Por otro lado, esta configuración consigue mucha más potencia que la clase A; se realizan montajes push pull clase A/B con 2, 4 o 6 válvulas que consiguen hasta 300 W.
Evidentemente, la forma de funcionamiento del circuito A/B hace que sea necesario que cada válvula de un par se comporte de forma lo más parecida a su compañera, de forma que ambas mitades de la señal sean tratadas por igual, de forma que el circuito trabaje completamente equilibrado. Esto hace necesario que las válvulas sean apareadas (matched, según los anglosajones); esto quiere decir que, en la fábrica, se seleccionan pares de válvulas que presenten unas características lo más parecidas posibles, y se empaquetan juntas para que se instalen en el mismo amplificador. Las válvulas apareadas se presentan en paquetes de 2, 4 ó 6 válvulas.
Evidentemente, este es un factor que incide de forma muy importante en el sonido; es absolutamente imprescindible mantener las válvulas apareadas si deseamos obtener un buen sonido de nuestro amp. Así, en caso de avería de una válvula de potencia, es necesario cambiar el par de válvulas, de forma que se siga manteniendo el equilibrio del sistema; de lo contrario, el sonido se degrada de forma importante.
Otro factor que incide de forma importante en el sonido del amplificador, y que también atañe a la etapa de potencia, es el correcto ajuste del bias o corriente de polarización. Veamos en qué consiste.
Entre el cátodo y la placa de una válvula fluye una corriente de electrones; si no existiera ningún tipo de control, esta corriente fluiría de forma incontrolada, por lo que entre ambos elementos (cátodo y placa o ánodo) se ha insertado la denominada rejilla de control, sobre la que se aplica una corriente negativa. Dado que los electrones poseen una carga también negativa, cuando parte de estos chocan con la rejilla de control “rebotan” de nuevo hacia el cátodo (negativo y negativo se repelen). Cuanta más corriente negativa apliquemos a la rejilla de control, más electrones serán devueltos de nuevo hacia el cátodo, y cuanto menor sea esta corriente negativa, circularán más electrones entre el cátodo y la placa. La magnitud de esta corriente negativa varía de una válvula a otra, aunque sean del mismo tipo, ya que es un factor que depende de su sensibilidad. Por lo tanto, es necesario reajustar el bias cada vez que se sustituyen válvulas de potencia y, como norma general, no esta de más realizar reajustes esporádicos de esta corriente, aunque no se haya sustituido ninguna válvula. Normalmente, esta es una operación que debe realizar un técnico especializado, equipado con los medios adecuados (un generador de frecuencias, un osciloscopio y una resistencia fija no inductiva), aunque en el mercado existe un aparatito, denominado Bias Probe, que permite que el usuario sea capaz de realizar este ajuste cuando lo desee.
Si el bias está ajustado de forma que la válvula recibe excesiva corriente negativa, esta trabajará demasiado fría y aparecerá distorsión de cruce, la cual generará armónicos impares, es decir, no musicales, lo cual deriva en un sonido áspero e irritante. En el caso contrario, la válvula trabajará muy caliente, lo cual comportará que gran cantidad de energía se convierta en calor, con la consecuente pérdida de potencia, además de aparecer zumbidos debido al exceso de corriente enviada al transformador de salida; en caso extremo, incluso es posible que el sobrecalentamiento de la válvula resulte fatal para su integridad y acabe “muriéndose”.
Otro factor decisivo para definir el sonido que entrega un amp es el tipo de válvulas presentes en su etapa de potencia, es decir, si son de tipo pentodo o triodo. Hasta 1930 todas las válvulas de potencia existentes eran triodos, pero posteriormente se desarrolló el pentodo, que ofrecía un nivel mucho más alto de eficiencia. Naturalmente, ambos tipos de válvulas ofrecen un sonido característico. Para aprovechar lo mejor de ambas válvulas, y dado que un pentodo puede ser configurado para trabajar como triodo (no es posible realizar la operación inversa, es decir, hacer trabajar un triodo como pentodo, ya que el segundo cuenta con cinco elementos) en algunos amplificadores se ha previsto un interruptor que permite seleccionar si los pentodos presentes en la etapa de potencia trabajan como pentodo o como triodo. De este modo, es posible tener en el mismo amp ambos sonidos.
Finalmente, veamos la incidencia sobre la potencia y sonido del amp que tiene el modelo de válvula que incorpore la etapa de potencia. La 6L6 y la EL34 son las válvulas más comúnmente utilizadas para las etapas de potencia de los amps de guitarra. La primera de ellas, es un estándar en los amplificadores americanos prácticamente desde los años 50. Por otro lado, Jim Marshall decidió utilizar en sus diseños la EL34 principalmente por que las 6L6 eran difíciles de encontrar en la Gran Bretaña de principios de los 60.
Ambas válvulas son bastante similares, aunque no idénticas; un par de cualquiera de ellas pueden entregar 45 W en sonido limpio y hasta entre 75 y 90 W en sonido distorsionado. Sin embargo, hay muchas válvulas que exhiben el mismo número de referencia y no entregan estas potencias. Por ejemplo, un par de 6L6 de Groove Tubes en versión rusa pueden llegar a entregar hasta 75 W en sonido limpio y, sin embargo, una versión china de la misma válvula no entrega más de 50 W por par; existen también 6L6 fabricados por otras firmas que no dan más de 35 W por par. También se han utilizado las 5881, que no es más que la denominación militar para la 6L6, ya que es totalmente idéntica; la única diferencia del material electrónico clasificado como militar es que el control de calidad al que se sometían estas válvulas era mucho más exhaustivo y fiable y sus características electrónicas son mucho más precisas y estables. En general, en el mundo de la electrónica se considera el material clasificado como militar es de calidad muy superior al estándar.
La denominación americana para las EL84 es 6BQ5 aunque, como ya se ha mencionado, la EL84 puede considerarse como una válvula típicamente británica; se utilizan, por ejemplo, en amps Vox de baja potencia, como el AC4, AC15 y AC30, y entre sus bondades destaca su distorsión dulce y suave, muy del agrado de guitarristas como Brian May.
Una de las válvulas capaces de entregar más potencia que se han utilizando en amps de guitarra es la KT88, una válvula de potencia de fabricación británica, y que en los USA tuvo su equivalente en la 6550; bueno, en realidad no son exactamente equivalentes, pero son más o menos intercambiables.
Esta excepcional válvula fue construida en exclusiva por una compañía británica llamada MO Valve Company, y se instaló en varios de los amps más potentes diseñados entre finales de los 60 y principios de los 70, por ejemplo, Marshall Mayor y Sunn 2000S; no en vano un par de ellas podían entregar más de 180 W. Desgraciadamente, esta compañía dejó de existir hace tiempo y resulta muy difícil encontrar KT88 originales. Como sustitución Groove Tubes ofrece una nueva versión de esta válvula, fabricada en China. Desgraciadamente, esta nueva versión queda muy por debajo del original; solo a efectos de potencia, la versión china entrega hasta un 40% menos de potencia que su ilustre antepasada.
La 6550 y la KT88 poseen la misma configuración de pins, necesidades de polarización similares, y presentan la misma impedancia y capacitancia; la principal diferencia entre ellas radica en la tensión de placa. Mientras que la KT88 era capaz de manejar hasta 900 V de forma continua, la 6550 fabricada por General Electric maneja solo 750 V, lo que le permite entregar unos 150 W (un par de ellas, por supuesto); la 6550 fabricada por la compañía americana Tung-Sol soporta 730 V, entregando unos 120 W, y las nuevas versiones chinas soportan 620 V, lo que les permite entregar algo menos de 100 W.
Recientemente, se ha desarrollado una nueva válvula que desciende directamente de la KT88; se trata de la KT90, de fabricación europea. Es capaz de entregar incluso más potencia que su antecesora, siempre y cuando el amplificador haya sido diseñado para aprovechar todos sus recursos, y ofrece un sonido de una consistencia espectacular, muy adecuada para los estilos musicales más duros.
Evidentemente la propia filosofía de diseño de la válvula y sus cualidades de componente electrónico “orgánico” y difícil repetitibilidad hace que, para una misma denominación o referencia, podamos encontrar válvulas con sonido muy diferente. Y este es un factor que el usuario solo puede controlar a base de experiencia y de la realización de pruebas con distintos modelos, hasta encontrar el que exactamente se adapta a sus gustos.
http://www.sondei.com.ar/inftecnica.html