Dentro del ámbito del estudio de grabación es inevitable encontrarnos casi siempre en cualquiera de las grabaciones que realicemos con al menos un instrumento que aporta las frecuencias más graves, con una ejecución musical normalmente monofónica. Desde el contrabajo al bajo eléctrico pasando por la tuba, la mano izquierda del pianista o cualquier tipo de sintetizador, siempre vamos a tener una línea de bajos que defina la armonía musical y aporte junto con la batería un peso rítmico clave para definir el tema musical a grabar.
Mientras que en el contexto de música moderna los instrumentos graves suelen ser bajos eléctricos o sintetizadores, en otros estilos como el jazz, el folk o la música clásica podemos encontrar contrabajos o bajos acústico, y en músicas de baile predominantemente sintetizadores. En cualquier caso, independientemente del tipo de instrumento, su función es básicamente la misma.
Como se puede ver en la columna adjunta, existe una amplia gama de instrumentos graves, cada uno de ellos con diferentes características, a tener en cuenta en la fase de grabación, mezcla o postproducción.
¿Micro, línea o ambos?
En la fase de grabación, y en el caso de un sintetizador, puede que lo único que hagamos sea crear un pista MIDI en nuestro secuenciador y grabar dichos eventos. Será en posteriores fases donde podamos retocar el audio correspondiente para obtener los mejores resultados. Sin embargo, cuando entra en juego un bajo eléctrico o un contrabajo, el proceso de toma de señal y grabación suele ser más elaborado.
En la actualidad, optar por una línea DI para un bajo eléctrico suele dar buenos resultados, normalmente seguida de algún compresor o algunos de los relativamente nuevos preamplificadores modelizadores específicos para bajo, como el Line 6 Bass Pod. Si utilizamos uno de estos, el proceso de grabación se simplifica bastante, dado que tan sólo tendremos que seleccionar un preset adecuado al caso, ajustar niveles y listo. Pero no siempre es así de sencillo.
Direct Injection – D.I.
El objetivo al utilizar una DI es tener una señal absolutamente limpia del bajo sin que sea afectada por ningún otro elemento. En el caso de utilizar la salida DI del amplificador deberemos tener en cuenta que la salida de ésta sea Pre-EQ, para que los ajustes de ecualización del amplificador no nos lleguen a nosotros.
Si utilizamos una caja DI externa tenemos que asegurarnos que ésta tenga una entrada de alta impedancia (preferible mayor de 1.000) o que el bajo eléctrico en cuestión tenga pastillas activas. Si, además, utilizamos un compresor, debemos ajustarlo para que afecte a la señal ligeramente, dado que si nos equivocamos será imposible eliminar este error en la mezcla. Podemos comenzar utilizando un ratio de 3:1 y un tiempo de release de +-250 ms. Si disponemos de un compresor con ajustes de ataque y release automático (Auto Mode) puede que se adapte mejor a la grabación si a lo largo del tema se cambia de estilo o forma de tocar, aspecto a tener muy en cuenta. Si podemos o preferimos tocar estos parámetros, podemos ajustar el ataque entre 15 y 50 ms, siempre con el oído puesto en no perder demasiado timbre debido a un ataque muy rápido. Si el bajista utiliza las clásicas técnicas de slap, deberemos ajustar aún con más cuidado este parámetro. En general, un ataque más lento permite preservar mejor el sonido del instrumento. Tocando convencionalmente el instrumento, más allá de 6 ó 7 dB de recorte se empieza a notar claramente la presencia del compresor, por lo que la reducción debe ser menor a estos valores. Ante la duda de si estamos utilizando bien el compresor, es preferible dejarlo al margen y, una vez realizada la grabación, comprimir la señal o hacer un ReAmp (ver más abajo).
Amplificador
Algunos bajistas y técnicos prefieren microfonear el amplificador en vez de tener una línea DI, dado que la consideran algo estéril. De la misma forma que los guitarristas consideran el sonido de su amplificador como parte vital de su sonido global, los bajistas actuales disponen de amplificadores con una gran sonoridad.
Nos encontraremos con el dilema de qué micrófono utilizar y cómo colocarlo. En el caso de elegir un micrófono dinámico, debemos fijarnos en que si dispone de algún recorte en graves, hay que desactivarlo. Otra opción es elegir el micro que utilizamos para el bombo. Tanto el bombo como el bajo se mueven en el mismo ámbito de frecuencias fundamentales, por lo que ha de ser una buena elección. Colocar el micro elegido enfocado al centro del cono no es la mejor opción; tendremos una mayor presencia de brillo. Si lo enfocamos a la parte más exterior del altavoz obtendremos un tono más cálido y lleno. Además, deberá estar ligeramente ladeado con respecto a éste. Una distancia de entre 12 y 30 cm es adecuada. Si la caja de altavoz tiene varios conos elegiremos uno de ellos, evitando enfocar al tweeter si lo tiene. Tendremos en cuenta la diferencia de sonido entre elegir un cono cercano al suelo o uno más alejado, sobre todo si dicha superficie es reflectante, tipo madera o similar, en vez de moqueta. Si buscamos un sonido dub puede ser una opción situar el micro en la salida de aire de la caja, teniendo cuidado con el nivel de señal, dado que encontramos mucha presión de aire.
Si disponemos de un micro de contacto podemos situarlo en el suelo, sobre todo si éste es de madera, siempre y cuando el bajo sea la única fuente de sonido.
Como siempre, pequeñas modificaciones de posición del micro nos darán diferentes tonalidades de sonido, por lo que es preferible llegar al sonido deseado haciendo esto en vez de ir directamente a tocar la EQ sin antes haber probado a mover el micrófono.
Si la sala en la que grabamos no es de grandes dimensiones, estaremos atentos a si ciertas notas suenan más que otras debido a los modos de vibración del espacio, probando a mover o desplazar el altavoz para minimizar en lo posible este aspecto.
Tendremos en cuenta si el amplificador es de válvulas o un solid-state. En los primeros, posiblemente podremos ser algo más sutiles con la compresión que estemos utilizando.
Mic + Amp
La tercera opción es utilizar las dos señales, DI y micro, grabando ambas y mezclando “al dente” según nos convenga posteriormente. Deberemos tener en cuenta la relación de fase de ambas señales, así como el tiempo de llegada a nuestro DAW de cada una de ellas. Por defecto, el micro llegará varios milisegundos después, pudiendo afectar a la fase y, por lo tanto, al timbre de la señal resultante de la suma de ambas. Probaremos a cambiar la fase en una de ellas o a mover en algunos milisegundos una de ellas hasta que queden perfectamente alineadas.
ReAmp
Esta técnica es ampliamente utilizada con diferentes instrumentos. Básicamente significa devolver al amplificador la señal ya grabada, preferiblemente una señal tipo línea limpia o DI. Todos los equipos de grabación profesional funcionan a un nivel de +4. Esto significa que si la señal la metemos directamente al amplificador saturaremos su entrada. Para ello necesitaremos un elemento que reduzca esta señal, ajuste adecuadamente su impedancia sin añadir cambios de fase, distorsión o ruido y sin que pierda respuesta en su rango de frecuencias.
De esta forma, podemos cambiar de amplificador o utilizar varios, experimentar con la colocación de micros directos o de ambiente, y todo ello sin necesidad de tener al músico presente tocando repetitivamente.
La compañía Radial Engineering produce diferentes unidades de este tipo, todas ellas de gran calidad.
Contrabajo
Aunque el bajo eléctrico y el contrabajo producen las mismas notas en la mismas octavas, para el técnico de sonido es siempre un compromiso de mayor calibre enfrentarse a la grabación de un contrabajo. De entrada, el sonido es producido por un caja de resonancia de considerable tamaño pero con una intensidad bastante menor. Podemos utilizar micrófono, pastillas o la combinación de ambas.
Si optamos por el micrófono, una buena opción es disponer de uno de condensador de diafragma grande, tipo Neumann U87 o TLM 107. No es exclusivamente imprescindible que sea de este tipo, dado que algunos de pequeño diafragma como la serie MKH de Sennheiser son también una gran opción.
La colocación típica del micro en este instrumento es a una distancia de entre 20 y 30cm frontalmente, y un poco por encima del puente. La tapa frontal del contrabajo es la que radia principalmente el sonido de este instrumento. Podemos favorecer un sonido con más cuerpo enfocando el micro hacia la f situada en el lado de la cuerda aguda. Utilizando micros cardiodes o direccionales deberemos tener cuidado con el efecto proximidad, que nos puede dar una salida exagerada en frecuencias graves.
El apoyo del contrabajo en una superficie tipo madera o tarima puede colorear significativamente el sonido del instrumento, por lo que deberemos estar atentos al respecto.
En muchas ocasiones, el músico estará de pie tocando el instrumento. Éste se moverá y, por lo tanto, podremos tener grandes diferencias de nivel dependiendo de sus movimientos y de si el micro se sitúa independientemente del instrumento. Una opción será acoplar el micro al instrumento, haciendo un envoltorio con gomaespuma, situándolo y ajustándolo a la parte inferior del puente o a la citada f. En el caso de utilizar un micro grande tipo Neuman TLM podemos optar por diferentes acoples como, por ejemplo, los provistos por la marca Audix.
Si el contrabajista es del ámbito del jazz, es muy posible que tenga acoplada una pastilla al instrumento. Esta pastilla nos dará un sonido más mecánico, con mayor claridad y definición pero con menos cuerpo. Así como en los instrumentos eléctricos mínimamente decentes las pastillas también lo son, en el ámbito acústico nos podemos llevar sorpresas verdaderamente desagradables con la calidad de estos elementos o su disposición.
Deberemos prestar especial atención a estas pastillas porque su impedancia no es la usual. De hecho, algunas de ellas suelen venir con algún tipo de preamplificador como las de la marca Fishman. Como hemos comentado anteriormente, el ajuste de la impedancia es un aspecto vital para conseguir un tono lleno y con cuerpo, más si cabe en este instrumento.
Además, el acople de estos elementos al contrabajo suele ser endeble la mayoría de las veces, por lo que debemos prestar atención a cualquier sonido extraño o traqueteo proveniente de la vibración de éstas. Si decidimos combinar las dos señales -micro y pastilla- otra vez, deberemos chequear la fase entre las dos para obtener el mejor sonido que necesitemos.
Pensemos que las líneas de bajo, independiente de cómo hayan sido producidas, son, junto con la batería, el motor de la música actual y, por lo tanto, debemos prestarles el máximo tiempo y atención para conseguir unas bases rítmicas excepcionales.
Microfónos clásicos a utilizar en la grabación de bajos eléctricos
Sennheiser MD421
Audix D6
Akg 112
Akg D11
Beyerdinamic TGX50
Shure SM58
Shure SM57
Iñigo Corcuera
http://www.ispmusica.com