Como tantas cosas positivas o negativas, la guitarra fue introducida en América por los colonizadores europeos. Y allí “sufrirá” la evolución que vamos a relatar.
La guitarra moderna tiene su antecedente en la guitarra española, que ha sido variada en función de las necesidades del músico y los avances de la industria y la tecnología.
El origen de la guitarra es incierto, constando antecedentes tan lejanos como la cítara, y son tantas y tales las innovaciones sufridas que es difícil saber cuál es el primer instrumento que merece denominarse así. Parece claro que fue en España donde tomó carta de naturaleza, pues a diferencia de las guitarras consutridas en otros países y lugares de Europa, donde se fabricaban guitarras sobrecargadas de incrustaciones y adornos que la hacían casi imposible de tocar, la guitarra española se hacía para ser tocada y fue tan popular que incluso Sebastián de Covarrubias, capellán de Felipe II y egregio lexicógrafo español, llegó a decir: “la guitarra no vale más que un cencerro, es tan fácil de tocar que no existe un campesino que no sea un guitarrista”.
Aunque todos los países reivindican su intervención en la invención de la guitarra (con especial mención de los franceses, muy belicosos en este punto) aspectos tales como la forma, la estructura y la afinación, derivan directamente de la guitarra tal como los luthieres españoles la diseñaban, sin olvidarnos de los europeos como Stauffer, de quien derivan los diseños de su discípulo CF Martin.
Guitarra francesa
A finales del siglo XVIII y principios del XIX, algunas guitarras usaban seis cuerdas simples y emplearon unas barras de refuerzo debajo de la tapa armónica. Estas barras fueron añadidas para reforzar la estructura y permitieron adelgazar la tapa para obtener una mayor resonancia y una mejor distribución del sonido a lo largo de la tapa armónica. Otros desarrollos contemporáneos incluyen el uso de un mástil reforzado y elevado usando madera de ébano o palisandro, y la aparición de un mecanismo de tornillo metálico en lugar de las clavijas de madera para afinar. (Es importante destacar que el trastero elevado ha tenido un gran impacto en la técnica del instrumento porque las cuerdas estaban demasiado lejos de la tapa armónica de forma que había que apoyar uno de los dedos de la mano derecha para que sirviera de soporte a los demás). Estas guitarras serían reconocidas inconfundiblemente como las primeras guitarras clásicas.
En los comienzos del siglo XIX, en los trabajos de los españoles Agustín Caro, Manuel González, Antonio de Lorca, Manuel Guiterrez y otros constructores europeos incluyendo a Rene Lacote y a Johann Stauffer encontramos las características de los precursores más directos de la guitarra clásica moderna. Johann Stauffer, vienés, tiene una reputación legendaria. Como adelantábamos, en su tienda aprendió a construir guitarras C. F. Martin, que luego se trasladaría a los Estados Unidos y cuya firma sigue construyendo guitarras hoy en día. También desarrolló el trastero elevado, a petición de Luigi Legnani, el guitarrista y primer interprete de los conciertos de Paganini. Sus otros avances en la construcción de la guitarra incluyen un mástil ajustable y reforzado con acero y las clavijas de tornillo sin fin que todavía se usan en las guitarras modernas.
Hacia 1850, la guitarra se preparó para el más importante desarrollo que hubiera tenido desde sus comienzos: el trabajo de don Antonio Torres Jurado. Con el apoyo de Julian Arcas y sus propias y brillantes intuiciones, don Antonio Torres Jurado refinó los soportes estructurales de la guitarra incluyendo siete varas extendidas bajo la tapa armónica. Aumentó también el tamaño de la caja de resonancia y el ancho del mástil. Estas innovaciones influyeron en la mejora del volumen del sonido y la respuesta en los bajos asi como el descubrimiento de una técnica para la mano izquierda para el enriquecimiento del repertorio. Ahora la guitarra estaba preparada tanto para las demandas del solista como para las del conjunto instrumental.
Sin embargo, aunque no es de rechazar que la evolución de la guitarra en los Estados Unidos tuviera en cuenta la revolución iniciada por don Antonio Torres Jurado, cabe pensar, por cuestiones cronológicas, que tendría en cuenta antes la versión de CF Martin, que optó por el varetaje en “X” en lugar del varetaje en “abanico” del gran luthier español.
2. PIONEROS
La razón que movió a unos cuantos pioneros a desarrollar la electrificación de la guitarra fue simplemente la búsqueda de un sonido más fuerte, un deseo que había existido mucho tiempo antes del desarrollo de amplificadores en los 1920. Cuando las actuaciones musicales se llevaron a espacios cada vez más grandes de público en el curso del siglo XIX, los conjuntos crecieron de tamaño correlativamente, y los músicos necesitaron tocar con más volumen. Por esta y otras razones, los norteamericanos habían estado haciendo innovaciones en el diseño de guitarra incluso desde antes de su Guerra civil.
Christian Frederick Martin, el fundador del C. F. de Martin, era probablemente el fabricante de guitarra norteamericano más influyente en el siglo XIX. Nació en Alemania en 1796 y emigró a los Estados Unidos en 1833. Durante los 1850 Martin desarrolló el llamado “refuerzo en X”, que consistía en el uso de tiras de madera cruzadas en la tapa de la guitarra para reforzar su estructura. Desarrolló también otros diseños característicos.
Orville Gibson
Cuando Orville Gibson realizó sus primeras e innovadoras guitarras en su taller de Kalamazoo, a finales del siglo XIX, nadie podría imaginar que después del año 2.000 los instrumentos con su nombre aún serían tocados, deseados y valorados por legiones de músicos profesionales y aficionados en todo el planeta. Es posible, sin embargo, que Orville ya se lo hubiese imaginado o presentido, porque era un visionario, algo así como inventor loco animado por el ardor científico y las ansias de progreso de la sociedad industrial de su tiempo. Era el tiempo, por ejemplo, de T. A. Edison. Es razonable pensar, por tanto, que este personaje post-romántico era, además, un luthier de dotes evidentes. Las innovaciones que propuso, muchas de las cuales son aún actuales, muestran claramente que Orville Gibson no era, al revés que su principal competidor, Martin, un riguroso y cuidadoso artesano basado en la mejor y más rancia tradición, sino un auténtico artista, genio e inventor, con una imaginación ilimitada y una energía creativa que, según insinúan sus biógrafos, le llevó finalmente a la locura.
Orville Gibson nació en el año 1856 al norte del Estado de Nueva York, en el seno de una familia de artistas. Su padre, John Gibson, era inglés de nacimiento y amante del arte, así que todos los hermanos y hermanas de Orville orientaron sus vidas hacia carreras y profesiones también relacionadas con el arte. Ese espíritu creativo y artístico fue una constante a lo largo de su vida, inventando métodos de construcción que todos coinciden en calificar de hitos en la historia de la guitarra.
De todos modos, poco más se sabe realmente de sus orígenes. Según el historiador de la empresa, Julius Bellson, el padre de Orville, John Gibson, fue enviado desde Gran Bretaña a USA muy joven, apareciendo en Nueva York elegantemente vestido y con un mensaje destinado a la familia que le acogería. Periódicamente recibía una suma de dinero que sólo cesó a su muerte. Esto le permitió vivir con holgura, crear una familia numerosa y, por eso, tanto Orville como sus hermanos tuvieron las cosas bastante fáciles desde el punto de vista material, lo suficiente para dar rienda suelta a sus inquietudes intelectuales.
Al iniciarse la década de 1880, Orville se instaló en el pequeño pueblo de Kalamazoo, en el estado de Michigan. Trabajó en empleos muy distintos que le permitían el tiempo suficiente de ocio para dedicarse a un “hobby” que ya por aquel entocnes adquiría el rango de pasión: la construcción de guitarras. Es de imaginar que Orville poco a poco empezaría a sacar un rendimiento economico de su afición, reparando instrumentos y construyendo encargos cada vez menos esporádicamente. En el año 1896, Orvillo abrió su propio taller, dando comienzo a una de las más apasionantes historias en el mundo de la guitarra.
Tampoco tenemos demasiada información de estos comienzos. Las escasas fotos que se guardan sobre él nos muestran a un hombre serio y orgulloso, pero rodeado a menudo de toda clase de cachivaches, a cada cual más extraño e inverosímil, pero casi siempre relacionados con la construcción de guitarras.
En sus primeros años, Gibson produjo guitarras y mandolinas con un mismo perfil. Con el tiempo Orville buscó financiación para ampliar su negocio, y lo halló en cinco socios capitalistas, que, según se ha dicho en algunas ocasiones se aprovecharon del espíritu bohemio de su nuevo socio para hacerle firmar un contrato leonino. O al menos eso parece con la perspectiva del tiempo. Le ofrecían una remuneración de 2500 dolares al año, cantidad que hoy no alcanzaría a comprar uno sólo de la mayoría de productos del catálogo de la casa. Pero esto es sacar las cosas de contexto, pues la economía y el valor del dinero eran por aquel entonces muy distintos a como son ahora. Además, en ese momento, Orville era un proyecto de empresario, sin dinero.
Se dice, también, que Orville Gibson fue poco a poco apartado del control de la empresa. Es posible, porque Orville no era un administrador, sino un inventor, y cuando se habla de una empresa, los números mandan. Es posible que hubiera roces o fricciones en aspectos relativos a la calidad de materiales o abaratamiento de los medios de producción, cumplimiento de objetivos, etc.
Lo más probable es que realmente fuera el propio Gibson el que renegara de la marcha de las cosas, decepcionado con 1os resultados de la producción en serie, y preocupado con la integridad de sus concepciones e ideas originales.
Es en esta época cuando comienzan a incrementarse sus problemas psicológicos, dejando en manos de sus socios la empresa, incluyendo lo que hoy denominaríamos investigación y desarrollo. Hay que tener en cuenta además, que ya por esas fechas la fábrica contrataba diseñadores. Por eso, Orville, sin problemas económicos gracias a su contrato, pero con graves problemas de salud, decidiera abandonar el ejercicio empresarial y ya no participó en la evolución dela empresa.
Las hospitalizaciones se incrementaron a partir de 1909, y finalmente se instaló en Ogdensburg, en el estado Nueva York, donde murió el día 21 de agosto de 1918.
En esa fecha (al final de la primera guerra mundial), la empresa Gibson ya se había convertido en una poderosa compañía. Aprovechando la moda de la mandolina, quizá el producto estrella de la fábrica por entonces, la dirección de la empresa había sabido imponer los modelos magníficamente diseñados por Orville Gibson.
A lo largo de su historia y hasta bien entrado el siglo XX, la casa Gibson mantendrá cierta fidelidad al espíritu de su fundador, al menos en el espíritu creativo, contribuyendo de modo fundamental a establecer la concepción de la guitarra moderna.
3. Intentos de amplificar el sonido
La búsqueda del volumen se intensificó durante los 1920 con la llegada de la música de las big bands y la radio comercial y del auge de la industria de grabación. Hacia el final de la década, la era de la big band estaba en plena actividad, pero la guitarra pertenecía a la sección del ritmo y no podría ser oída en clubes, bares, o en repletos y ruidosos salones de baile. Desde que las grabaciones se hacían directamente a discos de fonógrafo, utilizando un cuerno acústico de grabación o un único micrófono eléctrico para toda la banda, no había manera de aumentar el sonido de guitarra en el estudio.
Alrededor de 1925 el fabricante de banjos y guitarras John Dopyera propuso una alternativia distinta de la electrificación. Tomando prestada la idea del banjo, diseñó una guitarra con cuerpo de metal y le puso en la tapa unos conos resonadores. Al contrario que las más primitivas guitarras acústicas, el sonido era creado por las vibraciones de los conos del resonador, no en el cuerpo. Las guitarras resonadoras producían un tono fuerte y estridente que se hizo popular gracias a algunos guitarristas de blues, pero era inapropiado para muchos otros tipos de música.
Otra solución fue la de utilizar cuerdas de acero en vez de las tradicionales de tripa. La guitarra se tuvo que alterar para resistir estructuralmente la tensión aumentada de las cuerdas de metal, y en muchos casos esto significó hacer cuerpos más grande con más refuerzos internos y mástiles más fuertes. C. F. Martin llegó a ser conocida en la década de los 30 por su Dreadnought, una guitarra acústica de tapa plana (flat-top) grande de cuerdas de acero que fue muy imitada por otros fabricantes, incluso por Gibson.
Los apaños mecánicos como la creación de la guitarra resonadora o el uso de cuerdas de acero ayudaron, pero sólo hasta cierto punto. Así que los guitarristas comenzaron a buscar las posibilidades que ofrecía el nuevo campo de la amplificación electrónica, que se había hecho posible por los recientes avances en válvulas electrónicas. La válvula se utilizaba sobre todo para las radios y fue desarrollada en la industria tecnológica militar. Poner simplemente un micrófono delante de la guitarra funcionaría para un solo o para un grupo pequeño, y este método es todavía común entre los cantautores. Pero en una banda grande, el micrófono amplificaría el resto de la banda casi tanto como la guitarra. Lo que necesitaban los guitarristas era una manera de separar y aumentar el sonido de la guitarra exclusivamente, de forma aislada con respecto al resto de la banda.
LLOYD LOAR Y LA PASTILLA ELECTROMAGNÉTICA
Los fabricantes de guitarras y los guitarristas empezaron a experimentar con fonocaptores eléctricos, que a partir de ahora llamaremos “pastillas”. En guitarras eléctricas actuales, una pastilla típica consiste en una barra de imán al que se enrolla un hilo de cobre creando una bobina. Las terminaciones del hilo son conectadas a un cable y este a un amplificador. Cuando una cuerda de metal vibra junto a la pastilla, perturba el campo magnetico de la bobina de la pastilla y esta responde por analogia generando una corriente electrica cuya onda coincide con la longitud y amplitud de onda de la vibracion de la cuerda. La longitud y la amplitud de onda determina que nota suena si es un La o un Do, etc.
Esa señal es aumentada por el amplificador y entonces pasa al altavoz que al vibrar es el encargado de crear ondas sonoras.
En vez de un solo imán grande, una pastilla puede contener una serie de imanes, a veces uno para cada cuerda, pero generalmente con una única bobina de cobre.
Las primeros pastillas de guitarra eran mucho menos refinadas. Un ingeniero de Gibson llamado Lloyd Loar, que también era músico, y cuya formidable influencia para el desarrollo de la guitarra nunca ha sido suficientemente ponderada, desarrolló una pastilla ya en 1923, pero la fábrica Gibson, que ya no contaba con Orville, no estaba interesada en producir instrumentos eléctricos, así que nunca introdujo la invención de Loar en el mercado. Lo cierto es que incluso si la hubiera introducido, la tecnología necesaria para amplificar la señal y reproducirla a través altavoces estaba todavía lejos de ser comercial.
La pastilla de Loar no era electromagnética en el sentido moderno. En vez de eso, utilizaba las vibraciones físicas de instrumento, tal como eran transmitidas a través del puente, para hacer vibrar un diafragma estirado sobre la pastilla, creando así una señal eléctrica. La primera guitarra eléctrica comercialmente anunciada, ofrecida por la compañía de Stromberg-Voisinet de Chicago en 1929, utilizó una pastilla semejante conectada a la caja de resonancia. Ambos sistemas tuvieron problemas para crear una señal suficientemente fuerte. Despedido por desavenencias con la empresa (a pesar de haber dado a Gibson algunas de sus más importantes innovaciones), en 1933 Loar empezó a comercializar guitarras eléctricas, mandolinas, y teclados bajo la marca Vivi-Tone, pero encontraron a pocos compradores y Loar volvió a dedicarse a la música.
Volviendo a las pastillas, cualquier estudio medianamente serio sobre ellas justificaría una auténtica enciclopedia. Permítasenos decir aquí que con el tiempo se han desarrollado principalmente 2 tipos de pastillas magnéticas: Las de bobinado simple, típicas de los diseños originales de guitarras como la stratocaster y la telecaster; y las de doble bobinado, llamadas en inglés “humbuckers” (literalmente “eliminadoras de hum”, zumbido en inglés). Hay otros tipos de pastillas, sobre los que no nos extendemos para no ocupar un lugar y un tiempo que aquí no nos sobra.
5 LES PAUL (Lester Polfus), un guitarrista inventor.
El guitarrista Les Paul empezó a experimentar también con la amplificación eléctrica en 1929. Todavía en su más tierna juventud, tuvo la ocurrencia de meter el fonocaptor de un fonógrafo en su guitarra acústica, deslizando una boquilla del teléfono bajo las cuerdas, y cableándolo a la radio de sus padres, que utilizaba como un amplificador. El experimento no tuvo éxito inmediato. Entre otras cosas, un sonido “convencional” de guitarra se caracteriza porque la resonancia producida por el cuerpo es oída desde el exterior, mientras que amplificando las vibraciones (es decir “oyéndolas”) directamente bajo las cuerdas, daba lugar a una acústica defectuosa. Por tanto aquello sonaría a cualquier cosa, pero no a una guitarra. Con eso y con todo, esa idea inspiró a Les Paul a embarcarse en una carrera de músico e ingeniero durante el resto de su vida, que por cierto aún no ha terminado. Les Paul fue un pionero en la grabación multipista y técnicas de sonido, y desarrolló muchos dispositivos y métodos de ampliar las capacidades eléctricas de guitarra y revolucionar la industria de grabación.
6 RICKENBACKER: LA SARTÉN
Como decíamos al principio, tratar de nombrar un solo inventor como el primero que construyó una guitarra eléctrica moderna sería inútil, lo que sí podemos decir es que el mérito de haber convertido la tecnología viable comercialmente es de la Corporación Internacional Rickenbacker (originalmente Ro-Pat-In Corporation y después Electro String Instrument Corporation). La compañía había sido fundada por George Beauchamp y Adolph Rickenbacker, un primo lejano del as de la aviación militar de la primera Guerra mundial Eddie Rickenbacker). El nombre de Adolph era originalmente Rickenbacher, nombre que se utilizó en las primeras guitarras de la compañía.
Pastilla sartén
Pastilla de herradura (“Sartén” de Rickenbacker)
A finales de 1931 Beauchamp construyó una pastilla electromagnética colocando un par de imanes con forma ovalada, que envolvían las cuerdas, como si fuera una herradura. La bobina se colocó dentro del óvalo también, debajo de las cuerdas. Al no depender del contacto físico con el cuerpo vibrante de guitarra, esta pastilla tenía un sonido mucho más limpio y una señal más fuerte que los modelos anteriores.
La pastilla de herradura se introdujo en el mercado en una guitarra hueca tipo lapsteel apodada la Sartén porque la zona donde se toca consistía en un disco redondo y pequeño. La “Sartén” (denominada oficialmente “Electro Hawaiian”) era la primera guitarra eléctrica comercialmente exitosa.
Las primeras versiones de guitarra eléctrica comercializadas eran hawaianas, o steels. La guitarra hawaiana de regazo (lapsteel), introducida en los EEUU alrededor de 1900, se distingue de la guitarra española estándar en que se toca horizontalmente, en un soporte, o en el regazo de intérprete, y cuenta con una barrita de acero que se desliza por el diapasón creando un efecto de glisando. La facilidad de aprendizaje de la guitarra hawaiana la hizo popular entre usuarios y profesores. Su efecto de “deslizar” el sonido entre notas fue muy aceptado entre músicos de country y blues y por supuesto, hawaianos, que empezaron a usar estas “guitarras”. La guitarra hawaiana tuvo su auge especialmente en la música norteamericana en los 1920 y la década de los 30.
Beauchamp patentó su primera aplicación de la Sartén en 1932, poco antes de empezar la producción comercial. Una segunda patente se presentó con una aplicación muy revisada en 1934, pero tuvo problemas. Aunque la Sartén ya estuviera en el mercado, dos inspectores de patentes preguntaron si el instrumento servía realmente par algo. Para demostrar que sí, Rickenbacker mandó a varios guitarristas, inclusive el astro de música hawaiana muy conocido Hoopii, para realizar lo que hoy llamaríamos un “clinic” para los inspectores en la oficina de patentes en Washington, D.C. La patente finalmente se otorgó en 1937. Pero para entonces, otros inventores habían desarrollado y habían vendido sus propias guitarras eléctricas.
7 GIBSON: LA ES-150 (1.936)
La Gibson ES-150 (E = Eléctrica y S = Spanish), introducida en 1936, fue la primera guitarra eléctrica estilo “española” en lograr éxito comercial, con la mayor parte de sus ventas dirigidas a músicos profesionales. Su pastilla parecía mucho más elegante que la versión voluminosa de la herradura de Rickenbacker. En vez de envolverse alrededor de las cuerdas, esta pastilla de barra tenía dos imanes largos montados debajo de la cara de guitarra, saliendo sólo una bobina pequeña de metal visible bajo las cuerdas.
A finales de la década de los 30, la amplificación electrónica se estableció firmemente como la mejor manera de hacer una guitarra más potente, a pesar de algunas aprensiones y cautelas entre los músicos más conservadores y tradicionales. Los detractores se quejaban de que no producían un tono puro o auténtico, y realmente tenían razón: Evitar la resonancia creada por el cuerpo hueco significaba alterar el timbre tradicional del instrumento. Pero los músicos defendían el sonido eléctrico más potente, que permitía a la guitarra competir con otros instrumentos en actuaciones de grupo, estaban defendiendo su trabajo a costa de mantener las cualidades de la guitarra. En vez de tratar de replicar el calor y el brillo de una guitarra acústica, los músicos y los ingenieros anduvieron trasteando sus equipos y acabaron creando un tipo completamente nuevo de sonido.
El músico del jazz Charlie Christian es conocido generalmente por introducir el solo eléctrico de guitarra. En 1939 se unió a la banda de Benny Goodman y empezó a ponerse al frente de la banda y a realizar pasajes largos y complicados que imitaron el estilo de los instrumentos de viento.
Él explicaba, «los guitarristas tenían necesidad de un “héroe”, alguien que explique al mundo que un guitarrista es algo más que un robot que usa un artilugio para conseguir que funcione la sección de ritmo». Por eso, el papel de Christian no sólo ayudó a popularizar la guitarra eléctrica entre músicos y el público, sino que fijó el papel que la guitarra tiene en la actualidad. La guitarra ya no es un instrumento más de la orquesta, sino que es un instrumento típicamente “solista”.
La asociación de Christian con la Gibson E-150, llevó a su pastilla a ser apodada la “pastilla Charlie Christian”, y ese modelo de guitarra, aunque con sus lógicas limitaciones, sigue siendo usado hoy día, con el nombre de este músico.
Pastilla Charlie Christian
8 EL INVENTO DE LA GUITARRA SÓLIDA
Incluso con sus beneficios, la nueva tecnología traía problemas. La reverberación de sonido producida a través del cuerpo hueco de instrumento, que era responsable del precioso timbre de la guitarra cuando se tocaba “en acústico”, causaba distorsión, “overtones”, y retroalimentación (feedback) cuando se combinaba con pastillas electromagnéticas. Pero cuando la guitarra eléctrica desarrolló sus propias cualidades sonoras y su propio estilo de interpretación, los músicos y los fabricantes se dieron cuenta de que se debían diseñar la guitarra eléctrica pensando en la amplificación y partiendo de cero. Esto llevó a unos pocos innovadores a pensar en reemplazar el cuerpo hueco con uno sólido.
Algunos expertos argumentan que la Electro Spanish de Rickenbacker, introducida en 1935, era la primera guitarra eléctrica “spanish style” de cuerpo sólido, aunque no tuviera realmente un cuerpo sólido. Sus partes eran huecas, pero únicamente en aras de reducir peso. En el diseño y en la interpretación, funcionaba como una guitarra de cuerpo sólido, eliminando virtualmente el feedback que tanto molestaba en las primeras guitarras de cuerpo hueco. Estaba hecha de baquelita, el primer plástico sintético, que, a causa de su peso, resuena menos rápidamente que la madera. Las Electro Spanish tenían las cubiertas de la cavidad de acero inoxidable para esconder las partes huecas de la guitarra, un mástil separable, y pastillas de herradura. Como la baquelita es muy pesada, era más pequeña que otras guitarras de la época, y debe de haber sido difícil de tocar.
Sin embargo, como la Electro Spanish de Rickenbacker no se diseñó intencionadamente como una guitarra de cuerpo sólido, el mérito de inventar el cuerpo sólido va a otros, inclusive a Les Paul. En 1941 hizo una guitarra del cuerpo sólido que él denominó “el Tronco” (The Log), conectando un mástil de guitarra de Gibson a un tronco de pino cuadrado, completándolo con unas cuerdas y dos pastillas caseras. Luego cortó un cuerpo de guitarra tradicional en dos y pegó los dos trozos a cada lado del tronco para hacerlo parecer algo más convencional.
Tronco (Log) de Les Paul
Entonces alrededor de 1947 Paul Bigsby, un mecánico de Los Angeles, formó equipo con el cantante de Country y guitarrista Merle Travis para diseñar una guitarra eléctrica de cuerpo sólido que ya se parecía más a lo que conocemos hoy como guitarra eléctrica. Bigsby desarrolló también una palanca de vibrato, también conocida como trémolo, (incorrectamente). La palanca de vibrato alteraba el tono de las notas cambiando la tensión en las cuerdas cuando se movía hacia arriba y hacia abajo.
La Guitarra Bigsby-Travis
9 LEO FENDER, LA BROADCASTER Y EL PRECISION BASS
Pero fue Leo Fender el primero en producir de forma masiva y vender con éxito una guitarra “española” de cuerpo sólido. Se adelantaba así a Rickenbacker y a las ideas de Les Paul.
Su Fender Broadcaster, construida con toda sencillez en 1950 (luego denominada Telecaster en 1952 como el resultado de un conflicto en relación al registro de la marca, con la firma Gretsch), fue la primera guitarra eléctrica de cuerpo sólido considerada objeto de consumo.
La broadcaster/telecaster, con su mástil atornillado, fue inicialmente objeto de cachondeo por parte de sus competidores por ser demasiado sencilla y carecer de valor artesanal. En Gibson, la apodaban “guitarra de tablón”. Mas todo acerca de su diseño patentado y práctico era ideal para la producción en cantidades grandes. La Broadcaster/Telecaster tuvo un éxito inmediato, animando a otros fabricantes de guitarras para seguir el liderazgo de Fender.
Hay alguna discusión sobre si el diseño de la Broadcaster se adaptó (o robó, dependiendo del punto de vista) del diseño de a guitarra de Bigsby/Travis. Sabemos que Leo Fender estaba ya familiarizado con el concepto de construcción del cuerpo sólido, desde que había hecho guitarras lapsteel a partir de tablones sólidos de madera en la década de los 30 y la década de los 40. En todo caso, Fender fue quien hizo la guitarra eléctrica de cuerpo sólido lo bastante barata para el público. La gente le llamó “el Henry Ford de la Guitarra Eléctrica”.
Fender revolucionó el mundo de la música otra vez con su bajo Precision de 1951. Aunque ya hubiera habido bajos eléctricos para tocar de pie, el “Precision bass” fue el primer modelo comercialmente exitoso para ser tocado como una guitarra. (Paul Tutmarc, de Seattle, había construido guitarras eléctricas, inclusive bajos, empezando a mediados de los 30 y vendiéndolos a través de compañía, Audio-vox Manufacturing, pero nunca fueron utilizados extensamente.) El Fender Precision tenía trastes como una guitarra, lo que facilitaba a los intérpretes golpear una nota exacta, de ahí el nombre “Precision”.
No sólo era el Precision más barato y más fácil de aprender que un contrabajo, sino también mucho más portátil, lo que ayudó a que se convirtiera en un elemento constante en toda banda de rock. Algunos historiadores sugieren que géneros enteros de música, tal como el reggae y el funk, no podrían existir sin el bajo eléctrico. Y es cierto.
10 LA GIBSON LES PAUL
En 1952 Gibson llegó a ser el primer y más grande competidor de Fender en el mercado del cuerpo sólido. La Gibson Les Paul fue creada en respuesta directa al éxito del modelo de Broadcaster/Telecaster de Fender. La historia de su diseño es causa constante de polémicas. Se dice que fue diseñada por Les Paul, pero si observamos el “tronco” y lo comparamos con el modelo de la guitarra “Les Paul”, hay que tener muchísima inventiva e imaginación para encontrar alguna semejanza. También hay quien dice que el diseñador fue Ted McCarty, y de hecho puede considerarse la opinión más aceptada, aunque habría que preguntarse cómo es posible que un empleado contratado por Maurice Berlin (Presidente de Gibson), como experto en marketing tuviera tan agudos conocimientos sobre el diseño de un instrumento musical tan perfecto. Ted McCarty llegó a se Presidente de Gibson en la época de oro de la empresa, por lo que es muy posible –yo diría que casi seguro- que desde esa posición se llevar atodos los méritos: Dejaremos ahí la polémica, lo cierto es que Les Paul era un conocido guitarrista que animaba a las tropas estadounidenses durante la II Guerra Mundial, luego convertido en estrella televisiva junto a la guapa Mary Ford, y ello llevó a Gibson a contratarle a principios de los 50. También es cierto que Les Paul fue consultado por los ingenieros de Gibson para cada cosa del diseño. Finalmente su guitarra salió a la luz con un acabado sólido. El más conocido es el dorado o Goldtop, que se pensó en parte para ocultar a los competidores que la guitarra tenía una tapa de arce en un cuerpo sólido de caoba. Según los historiadores de la compañía, la idea de utilizar dos clases de madera pretendía equilibrar el ataque brillante de arce con el calor y riqueza de caoba.
Después que su introducción, la Gibson Les Paul atravesó una variedad de modificaciones que culminaron en 1958 en la estándar todavía hoy adorada, con su acabado sunburst y pastillas de doble bobinado nuevamente perfeccionadas. La pastilla de humbucking transmite menos interferencias, ruidos de fondo y zumbidos, producidos pro el equipo eléctrico, que puede ser un problema especialmente molesto durante las sesiones de grabación. Recorta también algunas altas frencuencias, dando un sonido más tibio y con menos ataque, lo que puede ser deseable o indeseable, dependiendo de la música y del artista. Sea lo que fuere, Seth Lover, el ingeniero de Gibson a quien se atribuye la invención de la pastilla humbucker (aunque el principio de cancelación de ruido mediante dos bobinas conectadas entre sí fuera de fase ya se aplicaba a los micrófonos, creó un sonido, y este sonido creó el rock duro y todas sus celebradas secuelas.
11 LA FENDER STRATOCASTER
Fender respondió al éxito de la Gibson Goldtop introduciendo la Stratocaster en 1954.
Este modelo puede ser la guitarra más influyente eléctrica jamás producida. Es identificada fácilmente por su diseño de doble cutaway y sus tres pastillas. Las guitarras construidas antes sólo tenían una o dos pastillas (con alguna excpeción). Dado que las cuerdas vibran de forma diferente en puntos diferentes por su longitud, cada pastilla tiene su propio carácter, y pueden ser combinados en varias maneras, en o fuera de fase, para crear numerosos efectos.
La pala de la Stratocaster simulaba la cabeza de un violín vista de perfil, rememorando tendencias estilísticas que ya se habían visto en guitarras del siglo XIX, y salvo el modelo Bigsby/travis, habría que remontarse a diseños decimonónicos para encontrar una guitarra con las seis clavijas en línea. La stratocaster también llevaba el sistema de vibrato patentado por Leo Fender, una unidad de vibrato combinada astutamente con el puente.
En las manos de Buddy Holly y otros, la Fender Stratocaster llegó a ser un icono norteamericano, como la motocicleta Harley-Davidson. Esto hay que admitirlo, pues la mayoría de las innovaciones, por mínimas que fueran, que han afectado a la guitarra eléctrica han sucedido en los EEUU, lo que puede explicar, por lo menos en parte, por qué el Rock&Roll se inventó y prosperó allí.
La Stratocaster tenía ciertas ventajas respecto del modelo de la competencia, básicamente la Les Paul: era más barata, pesaba menos y, lo que es más importante, los amplificadores entregaban mucho mejor el sonido, de forma limpia y nítida. Por aquel entonces el overdrive y la distorsión eran fenómenos absolutamente indeseados y cualquier Gibson Les Paul, con sus pastillas de doble bobinado, “enguarraba” mucho más el sonido del ampli que una stratocaster.
La efervescencia cultural que a finales de los 50 se estaba produciendo en el Reino Unido, con una juventud ansiosa de superar los rigores de la postguerra, pronto fue un caldo de cultivo para la reinterpretación del rock&Roll a cargo de los británicos, y la Stratocaster adquirió un impulso fundamental gracias a grupos como The Shadows, con su guitarra solista Hank Marvin haciendo los honores a una Strato.
La Strato tuvo posteriormente un nuevo impulso con la llegada de Hendrix a Gran Bretaña, y tres de los más grandes guitarristas de todos los tiempos (Richie Blackmore, Eric Clapton y Jeff Beck) se rindieron al sonido cristalino y percusivo y al ataque brutal de la strato, ahora en manos de un genio de color, venido del otro lado del océano. Blackmore, Clapton y Beck, jamás abandonarán la strato en el resto de su carrera.
La producción de la Strato ha sido objeto de excelentes y cuidadosos estudios, catalogándose según las épocas de construcción. Los modelos más antiguos alcanzan precios astronómicos en el mercado vintage. Hasta el año 1959-60 los diapasones eran de arce. En esos años se incorporó exclusivamente el diapasón de palorrosa. Cabe resaltar la llamada serie “L” (1961-1965), periodo en el que se construyeron excelentes fenders que se caracterizaban, entre otras cosas, porque su número de serie comenzaba por una “L”, quizá por un error en la interpretación de lo que debía ser un “1”.
En el año 1965 la gigante CBS adquirió por 13 millones de dólares la empresa a Leo Fender, que continuó como asesor unos años, hasta que, cansado de la progresiva pérdida de calidad de los instrumentos abandonó definitivamente la casa que él mismo había fundado. Posteriormente, transcurrido el pacto de exclusiva, creó sucesivas empresas (Musicman, G&L), hasta que falleció “con las botas puestas” a principios de los años 90, no sin antes crear otros excelentes modelos, como la Legacy (la reinvención de la Strato) o la Asat (“As A Telecaster”), plenamente vigentes ho en día, aunque no están adornadas de la industria del marketing de Fender.
12 LAS OTRAS MARCAS EN LOS 50 Y 60
Fender y Gibson no eran las únicas compañías que hacían guitarras eléctricas de cuerpo sólido, pero eran las pioneras, y sus instrumentos son muy buscados en el mercado vintage. Entre sus principales competidores se pueden incluir a Rickenbacker y Gretsch, aunque el último sea mejor conocido por sus guitarras de caja, que empezaron a ser apreciadas por sus cualidades tonales después de que los ingenieros aprendieron a controlar los problemas de feedback.
En 1964 Rickenbacker introdujo su modelo 360-12, la primera guitarra eléctrica comercialmente significativa de 12 cuerdas, que fue popularizada por George Harrison en la película de The Beatles“Qué noche la de aquel día” (1964). Cuando Jim (luego Roger) McGuinn vio la película, fue directamente a la tienda y se compró un Rickenbacker de 12 cuerdas, que pronto daría al grupo de McGuinn, The Byrds, su reconocible sonido cantarín que a muchos nos encandila.
Además de estos dos gigantes, exiten otras marcas que en aquellos primeros años intentaron emular a los pioneros citados, sin conseguirlo. Estamos hablando de firmas como Mosrite, Guild, Vox, Epiphone o incluso Martin
13 LOS NUEVOS DISEÑOS
Como el carácter sonoro de un cuerpo sólido eléctrico no depende de su forma, los fabricantes podrían experimentar con una gran variedad de diseños imaginativos. La Stratocaster era un diseño modernista acorde con la era espacial que entonces comenzaba sobre el que el gobierno yankee y el país entero se volcaba, aunque hoy es un obsleto diseño de hace 70 años. La Gibson Flying-V era el primer diseño audaz de la firma. Se introdujo en 1958 como parte de una línea modernista de guitarras, junto con la Explorer, angular y asimétrica. Estos diseños resultaron demasiado atrevidos para el mercado y pronto se dejaron de fabricar. A finales de la década del sesenta, sin embargo, los prestigiosos músicos Albert King y Jimi Hendrix (al que la revista Rolling Stones denominó al guitarrista más grande de todos los tiempos) ayudaron a revivir la popularidad de la Flying-V, alentando a los fabricantes de guitarra a desarrollar otras formas más aventureras y atrevidas.
14 EL PAPEL DE LA GUITARRA EN LOS GÉNEROS MUSICALES
Mientras la guitarra eléctrica servía para inventar el Rock&Roll, ¿qué ocurría en el género de música donde que había empezado todo? En el jazz la guitarra había perdido su papel como un instrumento de ritmo con el ocaso de las big bands en los años cincuenta. Como un instrumento “solo”, la guitarra eléctrica lucha todavía por liberarse de sus asociaciones con la fusión y con el smooth jazz. Esos géneros tienen a sus seguidores, por supuesto. Y con virtuosos como George Benson y Pat Metheny, la guitarra de jazz está todavía viva y haciendo tnto por el Jazz como los demás instrumentos. Mas si no hubiera existido la guitarra eléctrica, el jazz sonaría hoy practicamente igual, mientras que el Rock&Roll, simplemente no existiría, como tampoco existirían todas las secuelas del Rock&Roll.
En cuanto al blues, la guitarra eléctrica revitalizó el género, pues su flexibilidad dio a músicos nuevas maneras de expresar la emoción bluesera, el feeling. A principios de la década de los 40, un estilo nuevo y suburbano del blues, nacido en Chicago, fue construido enteramente a partir del sonido amplificado. Bluesmen como Muddy Watters y el gran T-Bone Walker (que ha sido llamado el Padre del Blues Eléctrico) tomó también la guitarra amplificada y, junto con Charlie Christian, inspiró a una generación nueva de artistas, liderada por el conocidísimo B. B. King.
Durante los 50, la música basada en el blues que se había desviado demasiado lejos de sus raíces, llegó a ser conocida como “Rithm&Blues”, un término que era tan indefinido como lo es hoy. Finalmente, por supuesto, en las palabras de Muddy Watters, “El blues dio la luz a un bebé, y le denominaron el “Rock&Roll”. Los primeros rockeros seguidores de la noción entendieron que el bebé debía parecerse a su padre, así que idolatraron y a menudo imitaron a los grandes bluesmen. El blues siguió siendo una obsesión para la mayoría de los rockeros de los años setenta, y cuando el cazatalentos Danny Fields escuchó por primera vez a losl Ramones en CBGB en 1974, quedó impresionado por haber encontrado por primera vez una música que era “toda Rock y nada Blues”, principalmente porque, como la mayoría de las bandas punk, los Ramones no eran lo suficientemente buenos como para tocar Blues decentemente.
La demostración más poderosa del papel eléctrico de guitarra como un símbolo sociopolítico vino en el 1965 Newport Folk Festival, cuando Bob Dylan, un innovador incansable en el lenguaje Folk y Blues y un “cantante protesta” de valores sólidamente basados en la libertad, conectó una guitarra eléctrica entre las protestas de la audiencia. Era toda una traición, que el joven genio que podría haber dirigido una generación nueva de fans a lo más alto de la música folklórica norteamericana, estuviera prostituyéndose para dar gusto a los adolescentes amantes de Rock&Roll. Más que eso, sin embargo, el acto de Dylan de enchufarse simbolizó la fusión de la izquierda política con la contracultura. Los senderos divergente que tomaba la música de Dylan no era lo que enfadaba a los fans; era la guitarra eléctrica. Dylan podría haber sido tan experimental como quisiera, y todo habría ido muy bien si no se hubiera enchufado.
15 LA EVOLUCIÓN DEL SONIDO DE LA GUITARRA
¿Qué es lo que da a la guitarra eléctrica tal fuerza? Dada la diversidad de géneros y tendencias para las que se usa, la cualidad más importante de la guitarra eléctrica puede ser su flexibilidad o versatilidad. Una vez que los guitarristas se acostumbraron a cambiar el sonido utilizando los botones de volumen y tono y la palanca de vibrato, comenzaron a buscar aún más. A principios de la década de los 60 la reverberación artificial creó el “surf-style” distintivo el sonido instrumental de The Ventures y, en Gran Bretaña, The Shadows. Los productores aprendieron que tanto el feedback como las interferencia podrían ser sus amigos, desarrollando circuitos y dispositivos que permitieron el fuzz, el eco (o delay), wah-wah, la compresión, y un montón de efectos que podrían ser invocados a gusto del intérprete.
Quizá lo más llamativo es que un efecto secundario e indeseado de la amplificación a válvulas cuando se toca a volúmenes altos, como fue la saturación (overdrive o distorsión), paso de ser un problema a evitar, a convertirse en un sonido característico creador de un sinnúmero de generos musicales, a partir de lo que se conoce genéricamente como rock. Ese efecto se generaba con más potencia cuando se usaban guitarras dotadas con pastillas de doble bobinado o humbuckers. De ahí que la Gibson Les Paul, un modelo que se había dejado de fabricar a principios de los 60 por el empuje de las guitarras Fender (caraterísticas por el uso de pastillas single, más limpias y menos empastadas), volvió a ser un instrumento deseado y buscado. Guitarristas como Eric Clapton tuvieron gran responsabilidad en ello. La endogamia existente entre los músicos de la época, sobre todo en Gran Bretaña, llevó a que la adopción de las guitarras con dichas pastillas para hacer música creara una tendencia más rockera, con grupos como Cream, The Beatles y casi inmediatamente The Rolling Stones abandonaran el pop sesentero para preparar el camino a grupos como Led Zeppelin y fundar los cimientos de géneros y tendencias como el rock duro, el Glam, etc.
Es curioso pensar como otra vez, el mero intento de solucionar un problema creó un sonido y una cultura. Las humbuckers intentaban cancelar las interferencias de las pastillas de bobinado simple o “singles”, y su sonido nasal, comprimido y empastado pasó de ser un mal menor a la primera piedra de toda una civilización.
De ahí a los modernos sistemas de procesamiento de sonido puede haber mucha distancia tecnológica, pero el concepto, su esencia y razón de ser, apenas han variado.
16 LA MAYORÍA DE EDAD
Uno de los maestros más influyentes del sonido manipulado en la década de los 60 era Jimi Hendrix, cuya influencia permanece intacta después de cuatro décadas. Con sus espectaculares bendings, el uso de la palanca de vibrato, el uso y abuso del fuzz, tocar cerca del ampli para conseguir un feedback brutal, Hendrix logró los efectos hoy incorporados plenamente a la forma de tocar de muchas clases de guitarristas.
“A veces salto sobre la guitarra. A veces machaco las cuerdas contra los trastes. Cuanto más las machaco, más grita. A veces la froto contra el amplificador. A veces toco la guitarra con los dientes, o con el codo. No puedo recordar todo lo que le hago”. J. Hendrix.
Como comentaremos en el siguiente capítulo En los años setenta y ochenta la calidad de fabricación de las guitarras descendió hasta llegar a límites inaceptables. Tras un proceso que ya se había iniciado a mediados de los años 60, coincidiendo con la compra por CBS de la fábrica a Leo Fender, y el abandono de Ted McCarty al frente de Gibson para dedicarse a fabricar los puentes Bigsby, 20 años después Fender y Gibson tocaron fondo, pasando la primera su producción a Japón. Esto llevó a los guitarristas a buscar en los luthieres locales la recreación de los diseños clásicos, naciendo firmas como PRS, Anderson, Suhr, etc.
En esa época los guitarristas de rock siguieron experimentando. Un género acentuó los “power chords”, los solos chillones, y el volumen brutal. Vino a ser conocido como “Heavy Metal”. Eddie Van Halen, de la banda “Van Halen”, experimentaba con proezas como “dive-bombing” que es usar de la palanca de vibrato no para hacer vibrar las cuerdas, sino para destensarlas completamente y bajar o subir dos octavas en fracciones de segundo. Eddie también empezó a utilizar la palanca de vibrato para bajar todavía más la cuerda de Mi grave (6ª). Hendrix ya lo había hecho, pero lo que conseguía realmente era desafinar la guitarra. Sin embargo, por la década de los 80 el inventor Floyd Rose había mejorado el sistema de vibrato de la guitarra de cuerpo sólido, haciendo posible “bombardear en picado” (dive-bombing) repetidas veces sin que se perdiera la afinación El sistema Floy Rose es hoy todo un icono del heavy metal.
Los guitarristas consideraron cada vez más sus instrumentos como símbolos personalizados de su propia identidad. Eddie Van Halen decoraba la suya con cinta aislante de colores, mientras Prínce tenía guitarras de todas las formas y calibres creadas especialmente para sus teatrales actuaciones. Otros guitarristas han llevado sus personalizaciones a límites más insospechados todavía.
Las marcas han seguido el mismo camino, llegando a acuerdos con los guitarristas famosos y comercializando las guitarras diseñadas por ellos como guitarras “signature”. Claro que a veces el diseño del artista es más aparente que otra cosa, y cuando el artista realmente diseña algo interesante, suele ser caro, por lo que las marcas comercializan versiones más estéticas que otra cosa.
La mayoría de edad de la guitarra eléctrica puede entenderse desde los siguientes acontecimientos:
El cierre de un ciclo claramente diferenciado (años 50, 60 y 70), en el que la guitarra se convierte en un instrumento sin el que es imposible entender la música moderna.
La generalización de su uso en prácticamente todas las manifestaciones de la música popular.
El creciente desarrollo de una literatura acerca del instrumento: estudios, libros, artículos en prensa y revistas especializadas cuyo único objeto es lña guitarra eléctrica
La sobrevaloración de las guitarras primitivas y el consiguiente nacimiento del mercado “vintage”.
La superación de las viejas estructuras industriales y comerciales y la enorme importancia de técnicas de marketing sólo ensayadas con anterioridad: el endorsing, la explotación de la imagen del “guitar hero”, las guitarras signature, el nacimiento de las “Custom shops” etc.
Puede decirse que esta mayoría de edad se alcanza a finales de los 60 (quizá con la figura de Hendrix) y se consolida en los 70. La guitarra es objeto de estudio, investigación y desarrollo, no sólo en cuanto a su fisonomía, sino sobre todo en cuanto al modo de interpretación y de uso de cuantos accesorios la rodean: amplis, efectos, etc. Una auténtica revolución en lo musical.
17 LA GUITARRA HOY
La guitarra eléctrica es muy accesible en términos tanto de coste como de aprendizaje.
Un principiante puede manejar unos pocos acordes después de una lección o dos, y a veces es todo lo que se necesita. Pete Townshend, uno de los guitarristas más influyentes de la historia, sólo se sabía cuatro acordes cuando empezó a tocar profesionalmente junto a Roger Daltrey, que era realmente el guitarrista del grupo.
Curiosamente, no hay demasiadas mujeres que toquen la guitarra eléctrica. Bonnie Raitt, Sheryll Crow, Joan Jett o Jeniffer Batten son conocidas, pero se nos hace difícil llegar a citar diez o incluso a cinco guitarristas femeninas famosas y con talento.
La guitarra eléctrica es un ejemplo principal de la ley de consecuencias involuntarias. Al principio sólo quería ser oída, pero acabó por conquistar la música popular y de paso revolucionar la sociedad. La tecnología musical de la amplificación es ahora puntera, y desde que la mayor parte de la música que oímos es electrificada y es sintetizada, la música sin ella ha llegado a ser la excepción antes que la regla general.
Hoy, ocho décadas después de aparecer en escena, han surgido docenas de nuevas marcas, algunas de las cuales de muy alta calidad. Ocho décadas después, la guitarra eléctrica es tocada y disfrutada mundialmente y ha logrado la posición de icono como un símbolo de la cultura norteamericana, de la misma manera que la guitarra española es un icono de la cultura hispana. Sin embargo, el fenómeno de la globalización no le es ajeno, y en cuanlquier país de raíces hispanas la juventud prefiere usar la guitarra eléctrica como medio de expresión musical antes que los instrumentos autóctonos o tradicionales.
Se hace difícil imaginar que un tema en el que no se escuche una guitarra pueda ser un éxito comercial. Cierto es que en los años 80 la guitarra eléctrica entró en crisis, mientras la música tecno campaba por sus respetos y la proliferación de música electrónica, el uso de sintetizadores, etc., parecían acabar definitivamente con la hegemonía de la guitarra. Pero ni siquiera la era digital ha acabado con ella: nunca se construyeron y vendieron tantas guitarras eléctricas como hoy en día
Este fenómeno se debe en gran parte al abaratamiento de la guitarra eléctrica, que por desgracia es paralelo a la caída en los estándares de construcción. El bache generalizado se produjo en las dos marcas punteras (Fender y Gibson) durante la década de los 70, que como ya hemos dicho en otro lugar produjo incluso el cierre de la factoría Fender en USA y el traslado de la producción a Japón, mientras la empresa, con una nueva dirección, ponía en orden las cuentas. Otras marcas, como Gretsch, simplemente desaparecieron (hasta reanudarse hace relativamente poco tiempo su producción en lejano oriente).
A su vez, en todo esta tendencia, ya superada, tuvo muchísima importancia el nacimiento de grandes industrias, básicamente japonesas, dedicadas a plagiar directamente y sin miramientos, los modelos tradicionales (Cfr. Tokai ), lo que descolocó a las empresas norteamericanas, y no sólo de guitarras. En efecto, marcas como Maxon y después Ibanez y Boss revolucionaron el sector de los pedales de efecto, hasta acabar literalmente con la producción de los efectos presentes en todas aquellas obras maestras de los 60 y la aparición de reediciones.
No todo ha sido negativo en ese proceso. Gracias a la caída libre de las dos grandes, en los años 80 surgieron, aprovechando ese vacío, las llamadas guitarras de boutique. Luthieres como J. Schecter, T. Anderson, J. Suhr, K. Parker o el propio Paul Reed Smith intentaron con éxito revivir el espíritu de los modelos tradicionales, utilizar “lo mejor de los dos mundos”, o lanzarse a la búsqueda de nuevos diseños, y hoy en día existen muchas alternativas a los modelos ya legendarios como la Stratocaster, la Telecaster, la Les Paul, etc.
Con el tiempo, aquellas empresas legendarias han vuelto a resurgir y marcas como Rickenbacker o Guild vuelven a estar presentes en las tiendas, si bien es cierto que bajo nuevos propietarios, agrupados en grandes familias o holdings de marcas bajo el auspicio de las grandes casas. A modo de ejemplo, la casa matriz Fender ha adquirido y es propietaria de marcas antológicas como Gretsch, Guild, Charvel o Jackson, del mismo modo que Gibson hiciera primero con Epiphone y luego con Valley Arts, por ejemplo.
18. EL FUTURO
¿Y hacia dónde vamos?.
Es difícil atreverse a profetizar, porque las herramientas utilizadas se crearon para otros fines, y las nuevas tecnología nos sorprenden día a día. La era digital nos ha traído la emulación de amplis y de los efectos antiguos. Cualquier preadolescente tiene en su mano, por lo que cuesta un regalo de navidad, infinitos sonidos legendarios y quizá lo básico se esté olvidando en aras de una falsa sensación de seguridad de que “todo se conoce”.
Ahora se han inventado las guitarras digitales, que incluso Gibson, siempre acusada de no perseverar en la investigación, ha adoptado para su línea de producción. Estas innovaciones colisionan con la carencia de creatividad musical, pues ya desde hace 30 años la industria discográfica acude al fenómeno “revival” como medio de mantener los niveles de beneficios. ¿Hemos dicho industria discográfica?. Hasta el disco está en vías de extinción. Mejor dejar aquí cualquier cábala, pues sólo pensar en la incertidumbre donde nos encontramos produce cierto desasosiego.
Lo cierto es que hay al menos dos líneas de producción, la que intenta revivir diseños y sonidos del pasado y la que intenta seguir indagando y creando nuevos modelos. Y entre medias, cada fabricante intenta seguir produciendo sus creaciones.
Como siempre, es el público quien tiene o tendrá la respuesta, pero hay que admitir que la libertad de decisión está muy condicionada con las campañas publicitarias y el marquetin de las grandes firmas. Así, es muy difícil vencer ciertas rutinas equivocadas basadas en el conocimiento proporcionado por los medios y por las propias fábricas. El fenómeno del “endorsement” y otras técnicas de marqueting consiguen que en el ranking de prestigio muchos puestos no se correspondan con la calidad real de la marca o del instrumento.
http://guitarristas.org
EXCELENTE!